12 de febrero de 2010

0042- CABANES Y "LES FESTES DE L'AIGUA".

Recuerdo las decenas de veces que, desde que tengo uso de razón, se ha hablado en mi presencia de les Festes de l'aigua de 1.950, conmemoración de las "Bodas de Plata" de la traída de aguas a la población de Cabanes, desde el manantial del Racó dels Pardos en el Barranc de les Santes, donación de mis bisabuelos y que nunca les fue reconocida. Jamás, en ningún lugar, consta tal donación siendo, como fue, el regalo más preciado que ha recibido el pueblo de Cabanes, cuyas gentes iban con un bote de conserva y un largo cordel a "pescarla" al Pou de les Grases a fin de calmar su sed. Lo de lavar era cuando se podía, motivo por el cual muchas casas se construyeron cisternas a fin de almacenar el agua de lluvia.
Tenía yo entonces veinte meses y naturalmente no recuerdo nada de lo que aconteció en dicha celebración pero, tantas veces referidas las fiestas llevadas a cabo, casi podría decirse que las podría contar como si hubieran sucedido en fechas que hubiera podido disfrutarlas plenamente.

Al parecer fue algo memorable y de lo que los pueblos vecinos se hizo eco, provocando que muchas de sus gentes vinieran a visitarnos con el único objetivo de conocer en primera persona dicha celebración, que todos calificaban de tan especial. Invitados por familiares o amigos de nuestra localidad o como simples curiosos que, por su cuenta, acudieron a presenciar aquello de lo que tanto se hablaba, el pueblo se inundó de foráneos que querían ver fiestas tan esplendorosas. Toros, verbenas, pruebas deportivas, etc. Ya con quince días de antelación el alguacil, atendiendo las órdenes del Sr. Alcalde, había efectuado varios "bandos" informando a los vecinos de la proximidad de la ansiada efemérides. El 27 de Septiembre de 1.950 se cumplían los 25 años en que el Delegado Valera, acompañado de las autoridades locales con su alcalde al frente, inauguraba la Fuente del Buensuceso abriendo la llave de paso que vendría a subsanar las muchas privaciones que hasta entonces había tenido el pueblo de Cabanes con el preciado elemento.

Como se ha dicho antes, con solo un par de pozos de escaso caudal, la gente de Cabanes tenía muchos problemas para abastecerse del agua suficiente para las necesidades elementales de consumo. Sacar el agua de los profundos pozos se hacía con una simple lata de conserva atada a una cuerda de cordel y no siempre salía llena de agua clara puesto que apenas había agua embalsada en el fondo. Con tan grave problema en el municipio, hacía ya muchos años que las autoridades locales se dirigían a las provinciales reclamando ayuda al respecto. Eran tiempos de escasos recursos a todos los niveles y aunque se entendía la problemática, año tras año, les daban largas y la ayuda no llegaba.
Sin embargo el año 1.925, el recién nombrado Delegado Provincial Sr. Valera, encargado de gestionar las ayudas al medio rural, tomó interés por el problema de abastecimiento de aguas de Cabanes y realizó cuantas gestiones fueron necesarias para conseguir los fondos que permitieran solucionar el asunto.
En primer lugar se gestionó la localización de un acuífero que permitiera abastecer de forma suficiente a la población. Por su altitud y calidad del agua el manantial más idóneo resultó ser el de Manuel Bellés "el Pardo" (bisabuelo de quien escribe este artículo) situado en el paraje del Barranc de les Santes y finca "Racó dels Pardos", de la citada familia. Aunque ignoro los pormenores de la negociación, dudo mucho que mi bisabuelo pusiera trabas a la solución de una cuestión de fuerza mayor como era el suministro de agua a su querido pueblo. 

La cuestión es que dicho manantial quedó disponible para el abastecimiento de la población de Cabanes, a perpetuidad y sin contraprestación alguna. Tanto es así que, incluso teniendo tierras en las proximidades del pueblo, ni siquiera pidió las aguas sobrantes.
Anteriormente se había analizado el agua, que resultó ser de una calidad fuera de lo común y se verificó que la altura del manantial fuera superior al punto central de la Plaça dels Hostals, lugar donde estaba previsto instalar la fuente, a fin de que el agua llegara de forma natural a la población.
El siguiente paso era el estudio económico y conseguir la financiación necesaria. El Ayuntamiento de Cabanes no tenía medios puesto que la población apenas podía atender sus necesidades más elementales y por consiguiente los impuestos locales eran los mínimos para dar a los vecinos la atención mínima indispensable.
El Delegado Valera solicitó ayuda vecinal para la excavación de la acequia pertinente y buscó financiación provincial para la compra de la necesaria tubería y con la colaboración de todas las partes se pudo llevar a cabo el ansiado sueño de ver salir el agua dentro de la población. Se construyeron los necesarios lavaderos municipales que permitirían a las mujeres lavar la ropa de sus seres queridos y que se llenaban simplemente del exceso de caudal no retirado en la fuente o de la que manaba por las noches. A partir del momento, en que la llave de paso dejó brotar el agua por los cuatro caños montados al efecto, interminables colas de mujeres llenaron sus cántaros durante todas las horas del día, con gran preocupación de las autoridades que veían que apenas llegaba un hilillo a los lavaderos. Sin embargo la noche hizo el milagro y a la mañana siguiente los nuevos lavaderos estaban llenos hasta la parte más alta de las pulidas piedras que servían de fregadero. A partir de entonces, también los lavaderos se llenaban de mujeres cada día.

Sobraba agua para abastecer las necesidades de todos los vecinos durante el día y para llenarse los lavaderos municipales en horas nocturnas; incluso éstos rebosaban por el conducto realizado al efecto, permitiendo que el agua fuera renovándose y autolimpiándose sin más. Nadie hasta entonces había soñado algo semejante.
El agua sobrante de la fuente de la plaza central de la población, debidamente canalizada llegaba a un enorme abrevadero que daba servicio a todas las caballerías y rebaños que venían del campo al atardecer y de éste a un primer lavadero de tamaño medio que servía para enjuagar la ropa, previamente lavada en los lavaderos propiamente dichos y que consistían en una balsa anexa de gran tamaño, que permitía lavar simultáneamente a unas cuarenta mujeres. Tres servicios en un mismo enclave y que, aunque ahora prácticamente en desuso, todavía se mantienen en perfecto estado en pleno siglo XXI.
Lavada y enjuagada la ropa, el agua sobrante salía hacia la próxima riera (ravatxol) previo aprovechamiento que todavía un vecino hacía para el regadío de un bancal anexo.
Las primeras Fiestas del Agua fueron espectaculares. Realizadas el 27 de Septiembre de 1.925 tras la inauguración y apertura de la llave de paso por parte del Delegado Valera, a quien en su honor se puso nombre a una de las principales calles de Cabanes, todo el vecindario se volcó en una celebración que todos sentían en lo más profundo. La escasez hasta entonces sufrida, hacía que todo el mundo sintiera la necesidad de expresar su alegría y agradecimiento por la materialización de tan ansiado sueño.

La música y la fiesta tomaron las calles durante quince días, en las que se consideró necesario que también nuestra querida Patrona debía compartir.
Al efecto los vecinos rogaron al párroco que, desde su enclave en la ermita de Les Santes, permitiera la subida de la Virgen del Buensuceso a la población y que, en solemne procesión, ésta visitara todas las calles del pueblo en un acto nunca sucedido.
Autorizó el párroco dichos actos y quedó instaurada esta celebración a perpetuidad, o sea, para todas las conmemoraciones que cada 25 años celebraran el acontecimiento de la traída de aguas. Los vecinos enfervorizados, construyeron imponentes arcos de retama en todas las esquinas de la población y el pavimento (entonces de tierra) ornamentado con hojas y pétalos de miles de flores de todas las variedades disponibles vieron pasar a nuestra Patrona, en un acto nunca celebrado anteriormente.
Comidas vecinales, bailes y agasajos al Delegado Valera se sucedieron durante días hasta que éste, reclamado por sus obligaciones, tuvo que ausentarse agradeciendo a autoridades y vecinos la distinción que se le había dispensado y quedando a sus órdenes para cuanto pudiera realizar en favor de tan simpática y agradecida población.
En 1.950, con motivo de las "Bodas de plata" de tan magno acontecimiento, se indagó sobre el actual destino del notable Delegado Valera que, naturalmente ya no ejercía como tal. Localizado dicho señor, ya con más de setenta años de edad, se le rogó su asistencia a dichos actos que este aceptó encantado, repitiéndose los agasajos a su persona y las fiestas de celebración, que no desmerecieron en absoluto a las que se llevaron a cabo 25 años antes.

Nuevamente los vecinos adornaron sus calles con una espectacularidad insuperable. Aparte las grandiosas fiestas organizadas por el Ayuntamiento, los vecinos de cada una de las calles de la población organizaron fiestas paralelas en una sana competición de superar a las de la calle adyacente, lo cual llevó la Fiesta a tal grandiosidad que se habló durante décadas en todos los pueblos de la comarca. Nuevamente el pueblo fue tomado por vecinos y familiares llegados de fuera y de curiosos que convirtieron la celebración en algo espectacular.
Después vinieron las de 1.975 y tras éstas las del año 2.000; todas con gran participación del pueblo en general y con la ya tradicional participación de festejos por calles y profusión de decoraciones florales con las que recibir la visita de nuestra querida Patrona la Mare de Deu de les Santes. Aún así hay que señalar que los tiempos han cambiado y que lo que entonces era espectacular y nunca visto anteriormente, ahora es casi cotidiano. Pero eso no quita importancia al hecho de que la efemérides se celebre con grandiosidad y al mismo tiempo con el respeto y agradecimiento que merece lo que, sin duda, fue la solución al problema más grave que este pueblo ha tenido a lo largo de su historia: la falta de agua.
Si todavía estamos vivos... ¡Veremos qué pasa en el 2.025!.

RAFAEL FABREGAT

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