17 de junio de 2010

0097- LA CRISIS Y LA FALTA DE TRABAJO.

Son varios los problemas que acucian en este momento al mundo en general y particularmente a los españoles.
- EL PARO Y
- LAS HIPOTECAS.
Aunque solo sea de forma provisional, ante la falta de trabajo, se puede sobrevivir apoyándote en la familia y los amigos; pero nadie te podrá solventar las deudas, salvo el propio Banco que te dió el préstamo y cuyo único interés estriba en que se lo devuelvas, con los consiguientes intereses.
Ante la coyuntura de extrema dificultad actual, para el banco es un mal menor alargar el plazo de amortización. Lo importante para él es que puntualmente atendamos sus recibos al vencimiento. Si nos es imposible pagar los 1.000 € mensuales que pactamos, hablemos con el banco; no creo que nos pongan impedimento alguno para que les paguemos 600 € alargando al doble el plazo pactado inicialmente.

No es cierto que el Banco pretenda quedarse con nuestros bienes. Ellos no tienen ningún interés especial en embargar nuestras fincas, piso o apartamento. Tienen demasiados ya. Su único y exclusivo interés es cobrar y solo cuando esto es de todo punto imposible, es cuando embargarán.
Supongo que convendrán conmigo que somos muchos los que hemos actuado con extremada ligereza. Sí, sí, ya sé que la culpa no es toda nuestra. ¡Nos lo vendían tan fácil y tan bonito...! Compra lo que quieras y paga cuando te dé la gana... ¡y, además, a un interés ridículo!
Claro, claro... ante esa oferta, ¿quién se resiste?. Ahora, cuando ya todos estamos pillados en el mismo cepo, vienen las lamentaciones. Porque la casa para vivir era necesaria, pero muchas de las cosas que se compraron no lo eran...

Coches multimillonarios, apartamentos en la playa, fincas o renovación de las masías en ellas ubicadas y hasta villas. ¿Cuando un obrero ha podido permitirse semejantes lujos?. Nunca ¿verdad?. ¡Pues ahora tampoco!
Los bancos (avariciosos hasta la extenuación) nos vendieron la burra como si de charlatanes de feria se tratase.
- ¡Ni al seis, ni al cinco, ni al cuatro!. Le dejamos el doble de la cantidad solicitada y solamente al 3% de interés; a 30 años, con el solo aval de su nómina y le regalamos un televisor de plasma. -decía el banquero solícito.
- Es que yo... ¡solo cobro 900 € al mes y...! -respondía el cliente cohibido.
- Nada, nada. No se preocupe... ¡Y 15.000 euros más para que cambie el coche, que seguramente lo tendrá Ud. ya viejo! -machacaba el Banco.

Ante tantas facilidades uno salía del Banco como si fuera el "Rey del Mambo".
- Hostia, si no lo veo, no lo creo -decía el cliente para sus adentros.
- Firme, firme Ud. aquí... -decía el banquero. (Ya tengo a otro en el bote.)
Hasta tal punto estaban fuera de sí que, alguno de esos bancos, se dice que incluso prestó más dinero del que tenía depositado. ¿Será posible locura de semejante calibre?
Pero claro, era todo tan bonito... ¡También para ellos!
Y una cosa más: Los gobiernos vieron... ¡Pero cerraron los ojos!
Todos sabemos de algún chaval que con 18/20 años y el Permiso de Conducir recién estrenado, al encontrar su primer trabajo, con un sueldo mileurista y un contrato temporal de tres meses, se compró un coche de 4/6 millones de pesetas, pero... ¿será posible? ¿Es que nos habíamos vuelto todos locos? Naturalmente ese joven no tenía garantía alguna de continuidad laboral pero, ¡como todos lo hacían...! ¿por qué él, tenía que ser menos?

Yo lamento mucho decirlo y espero que nadie se moleste por ello, pero creo que esta maldita crisis tendrá un lado positivo y será el de recordarnos a cada uno de nosotros quienes somos y hasta donde podemos llegar. También creo, con toda sinceridad, que nadie de los que actualmente estamos con los pies sobre la tierra volveremos a ver tiempos como aquellos. ¿Por qué? Pues simplemente porque no es posible que tamaña insensatez se repita. La memoria de lo ocurrido, será la garantía de que no vuelva a producirse. Lo que si es posible (seguro diría yo) es que la crisis pase y que se pueda volver a momentos de esplendor económico. Trabajo para todos y sueldo garantizado para todos aquellos que quieran trabajar. Porque una cosa hay que tener clara. Si no trabajamos, nadie podrá pagarnos el sueldo. Lo de la pillería y el escaqueo, tan típico de los países mediterráneos, no es el camino.
Si el empresario que nos contrata no tiene beneficios, difícilmente podremos tener garantizado nuestro trabajo y nuestro sueldo.
Lo ocurrido estos años atrás pensemos que fue un espejismo, una especie de milagro. ¡Y eso que yo siempre dije, que los milagros no existían...!

RAFAEL FABREGAT

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