1 de julio de 2010

0106- CATALUÑA Y SUS INQUIETUDES NACIONALISTAS. (1ª Parte)

Mucho podríamos decir de los primitivos pobladores de Cataluña, desde el Paleolítico medio y los restos del preneandertal de Banyolas, de 25.000 años de antigüedad, hasta la edad del hierro en el siglo VII a.C., pero no es este el tema a desarrollar en el día de hoy. El tema son las pretensiones nacionalistas de la clase política catalana. Yo, francamente, tengo curiosidad por saber en que se basan (ellos dicen que en la Historia) los que tanto piden su independencia, así que voy a desempolvar algunos libros (que eso siempre viene bien para la higiene general de la casa); realizaré un exhaustivo repaso a la Historia que no me enseñaron en la escuela franquista y os cuento lo que hay... Sin embargo ya os adelanto que la bandera catalana (La Senyera) es la de los Reyes de Aragón, al menos desde el reinado de Alfonso II (1157-1196).

Empiezo con un repaso por la Historia a partir de la invasión romana, que se inicia en el año 218 a.C. con la expulsión de los Cartagineses; la decadencia de Roma en el siglo III y la invasión generalizada de los pueblos germánicos en el Siglo V. 
Leo también que para que los Visigodos dejen tranquilo al Imperio, los romanos entregan el control de Hispania y buena parte de Francia, instalándose en Tarraco en el 410.
En el siglo VIII la península fué invadida por los árabes y los visigodos fueron expulsados. 
Los musulmanes ocuparon toda la península ibérica, a excepción de dos pequeñas zonas cántabras ocupadas por los Astures, dirigidos por el noble Don Pelayo y por los autóctonos Vascones que nunca permitieron la invasión morisca. Aquello era un no parar de luchas y guerras continuas de unos contra otros. Ya llegando los moros al Cantábrico, en el 718 Don Pelayo se sublevó, pero fué derrotado y apresado por los moriscos que lo mandaron a Córdoba, sin embargo pudo escapar, organizando una nueva rebelión contra los moriscos que empezaría en Covadonga. Una primera victoria en estas tierras dió alas al sublevado que le mantuvo independiente de los dominios árabes y le permitió la incorporación de nuevas tierras a sus dominios. 

Los árabes decidieron que era preferible perder el control de una zona tan alejada del emirato cordobés que luchar infructuosamente por ella; sin embargo la expansión era rápida y el califato empezó a preocuparse.
A la muerte de Alfonso III de Asturias (910) el reino ya ocupaba los Condados de León, Galicia, Castilla y las marcas de Álava y de Portugal. Sin embargo vamos a acercarnos a Catalunya, que es el tema que nos ocupa... En la Batalla de Poitiers (732) el caudillo franco Carlos Martel (686-741) rechazó a los musulmanes de Aquitania. Le sucedió su hijo Pipino el Breve (715-768) y a éste Carlomagno (742-814) que creó la marca Hispánica (frontera sur) que dió lugar a la creación del Reino de Navarra, a los Condados catalanes, a la corona de Aragón, al Sobrarbe y al Condado de Ribagorza. En estas fechas Artur Mas, Carles Puigdemont, Quim Torra i Oriol Junqueras  todavía no aparecenen la Historia. Pero paciencia, ¡que ya aparecerán...!
Carlomagno fué coronado por el Papa León III como Imperator Augustus, nombrándolo sucesor del Imperio Bizantino y protector de la cristiandad. La Historia le reconoce como fundador de las monarquías francesa y alemana, así como "Padre de Europa". 

Según el historiador Ibn al-Athir, en el año 777 Carlomagno recibió a los gobernantes musulmanes de Zaragoza, Gerona, Barcelona y Huesca que se quejaron del desprecio de Abderramán I, el emir de Córdoba, ofreciéndole su respeto a cambio de ayuda militar. Aceptó Carlomagno viendo una posibilidad de ampliar la Cristiandad y su propio poder. El 778 cruzó los pirineos pero Zaragoza no pudo ser conquistada y al retirarse por el Paso de Roncesvalles su ejército fué atacado por sorpresa por los Vascones que los derrotaron obligando al propio Carlomagno a una huída precipitada. En el 785 su hijo Luís conquistó Gerona y extendió el control franco a todo el litoral catalán. Los líderes musulmanes de la Cataluña islámica pedían apoyo a los Francos contra los desmanes del Emir de Córdoba, por lo que el territorio franco se extendió paulatinamente. El 795 se agrupó la Cerdaña, Osona y Urgel y el 797 cayó Barcelona cuando Zeid se rebeló contra Córdoba y al fracasar la entregó a Carlomagno. Los musulmanes la reconquistaron el 799 pero Luís acudió con sus ejércitos y la asedió durante dos años (800/801) hasta su rendición. Los francos siguieron luchando contra el emir y el 809 ocuparon Tarragona y el 811 Tortosa y la desembocadura del Ebro llegando hasta Valencia. 

El control se mantuvo en poder franco durante todo el reinado de Carlomagno y, a pesar del desarrollo feudal de Cataluña, siguió siendo franco hasta el Tratado de Corbeil en 1.258. Por medio de este Tratado, firmado el 11 de Mayo de 1.258 entre Luis IX de Francia y Jaime I el Conquistador, se acuerda el casamiento entre Elisabet (hija de Jaime I de Aragón) y Felipe (heredero de Luís IX de Francia) el cual, como heredero de Carlomagno, renuncia a los derechos sobre la Marca Hispánica, al tiempo que Jaime I renuncia a sus posesiones en Francia que incluían dos comarcas y cinco castillos. Jaime I renunció sus derechos sobre plazas tan importantes como Narbona, Carcassona, Bezziers, Nimes y el señorío de Montpelier, entre otros. Con este tratado quedaban eliminados todos los derechos aragoneses sobre el Mediodía francés. A continuación fragmentos del Tratado:
..."Ludovicus Dei gratia Francorum Rex..." "Jacobum eadem gratia ilustren Regem Aragone" "quod nos dicebamus comitatum Barchinone, Urgelli, Bisuldune, Rosiliones, Empurdano, Ceritanie et Confluentis, Gironde et Eusone cum eorum pertinenciis de Regno Francie et de feudis nostris esse" "Et idem Rex Aragone ex adverso dicebat se jus habere in Carcassona et Carcasses, in Rede et Redensi..." "pro ipso Rege Aragone et nómine et vice ipsius deffinimus, quittamus, cedimus et omnino remmittimus quicquid juris et possesionis vel quasi habebamus siquid habebamus vel habere poteramus... in predictis comitativus Barchinone et Urgelli, Bisuldune, Rossillone, Empurdane, Ceritanie, Confluente, Gerundense et Ausone" "...in Carcassone, in Rede, in Laurago, in Termense, in Menerba, in Fonolleto, in Petra pertusa, in comitatu Amilliavi et Guialdane, et in Naumaso et in Comitau Tholose..."


Sin embargo fue unos años atrás cuando se forjó la unión de Aragón y los condados que después se llamarían Cataluña.
Ramón Berenguer IV (1114-1162) conde de Barcelona, Gerona, Besalú, Cerdaña y Conflent casó (1.150) con Petronila, hija de Ramiro II de Aragón, de trece años de edad. El matrimonio no tenía otros objetivos que la unión de los condados catalanes al reino de Aragón. Sin embargo éste se rigió según el derecho aragonés el cual permite al esposo el gobierno pero no el reinado que solo pertenecerá al heredero, que lo fue Alfonso II. (1157-1196)
Ramón Berenguer IV ha pasado a la historia como el fundador de la "Confederación catalano-aragonesa". Cataluña no existía por aquel entonces, ni siquiera de nombre. Su primogénito Alfonso II a los siete años de edad recibe de su madre el Reino de Aragón, el Reino de Valencia y el Condado de Barcelona que, a partir del siglo XIII se denominarán "Casal d'Aragó". Su heredero sería Pedro II (1178-1213) que junto a Castilla y Navarra inflingirían a los almohades su más sangrienta derrota en la Batalla de las Navas de Tolosa. (1.212) Un año después y en una derrota sin precedentes, perdería la vida en la Batalla de Muret, lo que supuso el abandono de las pretensiones de la Corona de Aragón sobre los territorios ultrapirenaicos.

Le sucedió su hijo Jaime I el Conquistador (1208-1276), huérfano de padre y madre que, con tan solo seis años, fue declarado mayor de edad en las Cortes de Lérida en 1.214. Casó en segundas nupcias con Violante de Hungría en 1.235 y reconquistó los reinos de Mallorca (1.229), el de Valencia (1.233) y el de Murcia (1.265) todos ellos en manos de los almohades. Aunque integrados en la Corona de Aragón, Jaime I decidió crear reinos autónomos y en su último testamento de 1.262, ya muerto su hijo Alfonso, lega a su hijo Pedro (III) Aragón, Cataluña y Valencia y a Jaime (II) las Baleares, el Rosellón, la Cerdaña, Colliure y Conflent. Tras su muerte en 1.276 y después de varios traslados, sus restos descansan en el Monasterio de PobletComo queda dicho Pedro III de Aragón (1240-1285), hijo sucesor de Jaime I y de Violante de Hungría, fué también rey de Valencia (Pedro I) y Conde de Barcelona (Pedro II). Una prueba de endoscopia y la analítica de los gases del interior de su tumba, en el Monasterio de Santes Creus (Tarragona), han demostrado que es la única de un monarca Aragonés nunca profanada. Sin embargo fué durante el reinado de su nieto Pedro IV (1319-1387) cuando se instituye la Generalitat y las Cortes de Barcelona, Vilafranca y Cervera (1358-1359).

El motivo era que Aragón y Valencia habían sido invadidas por Castilla y el rey aragonés nombra esas Cortes en tierras catalanas, para desde allí seguir controlando sus finanzas. Controlaban la administración del reino y tenían atribuciones ejecutivas en materia fiscal. Estaban compuestas por doce diputados y presididas por Berenguer de Cruilles, al que se considera primer President de la Generalitat.
A la muerte de Pedro IV y tras una breve sucesión del primogénito Juan I, que solo reinó durante nueve años (murió en una cacería) sube al trono su hermano Martín I el Humano (1356-1410). Su reinado se cruza con Benedicto XIII (el Papa Luna) del que soy ferviente seguidor, por lo que dejo el relato en este punto y prometo seguirlo en una segunda parte, a fin de no aburrir demasiado al lector...
---Ahora, volviendo al meollo del asunto, debo decir que me preocupa (nos preocupa a todos los españoles) el exacerbado interés de algunos políticos catalanes en la independencia de esta magnífica región española que, lo quieran o no, forma parte del Estado Español.
La mayor parte de sus gentes, solamente interesadas en el trabajo y bienestar general, supongo tendrán escaso interés y verán pocas espectativas de mejora al hecho de separarse del Estado pero los políticos, siempre constituidos en auténticos "charlatanes de Feria", cuyo único interés es el suyo propio, venden las mantas no a diez, ni a ocho, ni a seis, sino a tres; y, además, con el lote regalan el peine y la pastilla de jabón. A mí me enseñaron desde muy pequeño tres refranes que entendí rápidamente y con los que sigo de acuerdo, después de los muchos años transcurridos:
1ª).- La unión hace la fuerza.
2ª).- Divide y vencerás.
3ª).- A río revuelto, ganancia de pescadores.
Los tres refranes pueden tener y tienen relación con el dudoso interés que, para los "catalanes de a pie", pueda tener el desmembramiento del Estado Español y concretamente la salida de Catalunya del mismo.

Yo solo tengo algunos datos, que los políticos conocen sobradamente y que sin embargo no frenan para nada sus ambiciones nacionalistas.
1º).- Más del 50% de los catalanes con derecho a voto, no acudió al llamamiento de legitimación del tan polémico Estatut Català.
2º).- Dos tercios de los habitantes de Catalunya hablan castellano y solo uno lo hace en catalán.
3º).- TV3, afín a los nacionalistas, emite en veinte idiomas diferentes alegando la pluralidad de la emisora para con todos los habitantes de Catalunya, pero no lo hace en castellano discriminando por lo tanto a esos dos tercios de la población, que lo consideran su lengua principal. Yo, que ni sé ni quiero saber de política, o no lo entiendo o lo entiendo demasiado. Mi cerebro, ocupado toda mi vida en el trabajo y en conseguir el máximo bienestar de mi familia y el mío propio, es tan infantil que, hasta hace muy pocos años, siempre creí que el político se presentaba al cargo con la sana convicción de hacerlo mejor que los demás y siempre con el afán de servir al pueblo, luchando por lograr una vida mejor para todos. ¿Para todos? ¡Ja, ja! A estas alturas de mi vida veo horrorizado que no hacen otra cosa que engañar al pueblo y buscar su propio interés. Su ambiciosa actitud nos obliga a perder toda confianza en la clase política, sea cual sea su signo y, si seguimos yendo a votar, será por intentar que las cosas cambien a otras formas que no estoy convencido sean mejores. 

Sin embargo, el solo hecho de que sean diferentes ya nos darían por satisfechos. Será pues el anti-voto.
El ciudadano actual (el trabajador, no el parásito de turno) necesita cambios urgentes pero, viendo que todos los políticos son unos sinvergüenzas, solo debemos centrarnos (como ellos) en el aspecto económico. Sin embargo sobre este tema solo podemos decir que, después de probar "la miel" de las décadas anteriores, difícilmente podremos estar contentos con nada.
Mande quién mande, mucho me temo que aquellos vientos no volverán a soplar por nuestra maltrecha España durante décadas, ¡al menos de forma generalizada!

RAFAEL FABREGAT

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