25 de noviembre de 2010

0206- ¡LA COSA TIENE TOMATE!

Una vez más, tengo que decir que la clase política se burla de todos nosotros. Es que esto ya clama al cielo y solo espero que la gente ¡todos a una! les dejemos con las urnas entre las piernas y en día de elecciones nos vayamos a la nieve, si es invierno, o a la playa si es verano. La burla de los políticos está llegando a cotas jamás vistas.
¡Con la que está cayendo...! Con más de 40.000 muertos del Covid-19 y cientos de miles de familias incapaces de llegar a fin de mes... Gente que está esperando como agua de Mayo la resolución de la crisis que los políticos (todos) han provocado con su holgazanería y desinterés, nos salen ahora con el chascarrillo de los catalanes que obliga a los hoteleros de tropecientas estrellas a incorporar en el desayuno de sus clientes el pan con tomate. (?) Efectivamente ¡la cosa tiene tomate!. ¿Es que ya no tienen cosa mejor que hacer ni mayores metas por las que luchar?. 

Parece mentira que algo, que casi todos consideramos manjar de dioses, tenga que entrar en la mollera de los clientes por la fuerza de los decretos catalanes. ¿Acaso habrán pensado ellos que lo de untar el pan con tomate es patrimonio catalán y por lo tanto de obligado cumplimiento?. Hace unos años los toros y ahora el pan con tomate... ¿Donde está la libertad que nos dimos los españoles en 1.978?. ¿Será que me he confundido y Franco no se ha muerto todavía...?
Pero, en fin, no sé de qué me extraño, porque imbecilidades como esa (y peores) ya las tenemos asumidas desde mucho tiempo atrás. La cuestión es que los gobiernos, autonómicos y nacionales, a los que vamos a votar en cada convocatoria perdiendo una o dos horas de nuestra vida que jamás recuperaremos, se dediquen a imbecilidades como esa, en lugar de rascarse la mollera buscando fórmulas que nos devuelvan el bienestar general, que es el motivo que nos lleva a votarles. ¿Es que no aprenderemos nunca?. Pues bien, si no aprendemos nos merecemos todo lo que nos hacen y muchísimo más... 

Los piquetes informativos que se dedican a impedir el trabajo de quienes quieren trabajar, dándoles de comer a ellos y a otros zánganos, los querría yo ver en cada una de las urnas en día de votaciones. ¡Qué vergüenza de sistema!. Que más de un tercio de las empresas hayan cerrado por falta de actividad y que la gente se muera de hambre les importa un pito. El gobierno catalán obliga a los hoteleros establecidos en su territorio a servir productos regionales para conseguir categorías superiores. ¿Tan malos son los productos catalanes, que deben incorporarse a la mesa por Decreto?. Cuando yo era un niño y estoy jubilado y bien jubilado, jóvenes y mayores ya comíamos pan con tomate, ¡sin ser catalanes y sin que nadie nos obligase a ello!. El invento, inmemorial y patrimonio de la humanidad, no necesita protegerse ni fomentarse con decretos para que se mantenga y extienda. Es tan antiguo y conocido como poner sal y aceite al pan; recursos de pobreza que la mayor abundancia no han conseguido erradicar, por la sencilla razón de ser agradables al paladar. Pero obligar a comerlos, como todas las cosas impuestas, es anti-democrático y ruin. El producto no lo necesita y los comensales tampoco. 

Su obligatoriedad por Decreto, es una más de las imbecilidades de aquellos que no son capaces de tener ideas mejores y más necesarias para conseguir metas de altura. Así estamos y así nos va...
La Generalitat de Catalunya y en consecuencia su Presidente, que nadie sabe quien es por aquello de que fue cesado pero no se quiso ir y ahí está, ha aprobado mediante Decreto dirigido al sector de la hostelería la obligatoriedad de que los establecimientos de cuatro estrellas o más sirvan en sus menús productos catalanes, como la "butifarra" o el "pa amb tomaca". ¡Para mearse y no echar gota!.
En el último Consejo de Gobierno y como se ve que no tenían otra cosa mejor que hacer ni en qué pensar, tomaron esta decisión que el gremio (por no partirse de risa, a mandíbula batiente) dicen haberlo tomado "como una anécdota". Nos lo tenemos merecido, sentamos en el sillón a gente incapaz de hacer la "O" con un canuto y después nos quejamos de las sandeces con las que llenan su agenda de actividades. ¡Demasiado poco nos pasa!. ¿Para eso vamos a votar...? Mejor quedarse en casa mirando las musarañas, porque irnos al fondo del mar con Bob Esponja no es plan y para ver lo que echan en la tele... ¡vaya tela también!. Pero ¡claro!, ¿que problemática pueden debatir, si en su casa todo va de maravilla...? Salvo intentar que las cosas sigan igual, ¿qué más pueden hacer?.

RAFAEL FABREGAT

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