8 de abril de 2011

0326- EL COMUNISMO DEL SIGLO XXI.

¡Con todos los mangantes que han actuado (y siguen actuando) en su nombre!, si Karl Marx levantara la cabeza, sin duda llevaría a ella sus manos y se moriría de nuevo horrorizado. 
¡Cuantos abusos se han realizado empleando impunemente su ilustre apellido!. 
Porque la idea inicial, la suya, no era tan mala... ¡Todos a una, como en Fuenteovejuna!. Pero a la hora de ponerla en práctica, los Marx escasean y los aprovechados sinvergüenzas abundan, a la par que las malas ideas (dictatoriales) afloran como los calabacines primaverales en huerta bien abonada. 
Lo que ha sido el comunismo en el mundo es cosa de conocimiento tan general que es imposible aportar nada nuevo. Una utopía fruto del sueño de un joven Marx en una noche de verano, tras algunos vasos de cerveza a la que los alemanes son tan aficionados. 
No es que aquí, los españoles, le hagamos ascos a esta celestial bebida, pero es de todos conocido que los alemanes están siempre en el "podium" de esta refrescante carrera.
El extraordinario intelectual alemán, judío y comunista a la vez, entabló amistad con su compañero de universidad Friedrich Engels, dos años más joven y de familia burguesa, conservadora y muy religiosa. 

Propietario de grandes fábricas textiles y de importantes bodegas, "hijo de papá", bien cebado y con la cartera llena, le dio por unirse a los movimientos revolucionarios que su amigo Marx propugnaba. Eran como los "okupas" gamberros de nuestros días que, lejos de tratarse de gente sin recursos, son normalmente gente malcriada y demasiado consentida en la casa de papá.
La amistad de estos ilustres pensadores, que solo miraban por el bien común, fue duradera y fructífera. Publicaron interesantes libros sobre la realidad obrera y el socialismo y muy especialmente el "Manifiesto Comunista"(1.848). Muerto Marx, Engels fue el heredero y garante de la joven socialdemocracia alemana, prontamente negada por una parte del movimiento y que condujo a la formación del partido comunista y la III Internacional. 
Desarrolló y aplicó el materialismo histórico y dialéctico que sería la filosofía oficial del movimiento comunista tras la Revolución rusa de 1.917. La idea de estos destacados pensadores era desarrollar una teoría económica capaz de aportar soluciones a la crisis, con la plena participación del proletariado. Sin embargo, del dicho al hecho siempre hay un gran trecho y el desarrollo del comunismo fue por derroteros bien diferentes a los propuestos por Marx y Engels. 

Derroteros en los que el pueblo quedó oprimido y hambriento mientras quienes gestionaban el poder y los recursos lo hacían a su antojo y nadando en la abundancia más descarada, a la vez que destinando la riqueza a un desenfreno armamentístico sin precedentes. Hace ya muchos años que (afortunadamente) aquellos silos de misiles nucleares, construidos con el hambre y las vidas de los rusos proletarios, fueron abandonados. La Revolución de Octubre (1.917), liderada por los bolcheviques bajo la dirección de Lenin llevaron a la III Internacional y al comunismo más exacerbado que condujo a una guerra civil que ganó el Ejército Rojo, dirigido por Trostki. 
Sin embargo el país quedó devastado y la economía en la ruina más absoluta. 

Lenin murió en Enero de 1.924 a medio camino de instaurar una nueva política económica que diera solución a la industria y agricultura paralizadas. 
Ya en Abril de 1922, Stalin había sido nombrado Secretario General del Comité Central, cargo que él transformó en el más importante del país. 
Este aumento descarado de poder pilló moribundo a Lenin que nada pudo hacer para apartarlo. 
Stalin implantó el más absoluto control del estado en la agricultura y en la industria, con una opresión social nunca vista desde la abolición de la servidumbre en 1.861 y suprimiendo los derechos de propiedad de la tierra.
En un comunismo dictatorial nunca imaginado, los propietarios de grandes fincas eran puestos a trabajar o relegados a Siberia, creyendo el stalinismo más radical que esa era la solución definitiva. 
Se estimó que la producción agrícola e industrial aumentaría un 200% y un 50% respectivamente, pero la producción agrícola disminuyó. 
El producto de las cosechas se exportó casi en su totalidad a fin de proveerse de equipamiento industrial y maquinaria agrícola y la calidad de vida de los campesinos cayó notablemente llegando el hambre y las protestas. Cualquier oposición era drásticamente eliminada. Hasta los inicios de la II Guerra Mundial (1939-1945) fueron detenidas 1.300.000 personas de las que se estima que 700.000 fueron fusiladas. 

Sin embargo tras esta guerra, Stalin fue visto como líder indiscutible por haber derrotado a la Alemania nazi y aprovechó la victoria para negociar con los aliados. Murió en 1.953 dejando una de las más macabras estadísticas: 800.000 presos ejecutados por delitos políticos o penales; 1.700.000 muertos en trabajos forzados y 390.000 en reasentamientos forzosos, aunque algunos investigadores dan cifras considerablemente superiores. 
Todo esto sin contar que su política supuso la muerte por hambruna de una cifra superior a los 5.000.000 de personas. Otros países como Cuba, China, etc. también implantaron parecidas políticas, todas con resultado nefasto. El comunismo solo acarreó la improductividad del sistema y la pobreza general que llevó a la debacle de los países en los que estaba implantado. 

No es difícil comprender que un comunismo bien entendido, podría ser el sistema más justo; la panacea que sin duda no tiene el sistema capitalista, pero está claro que cuando hay libertad económica la producción se multiplica y con el sistema comunista se retrae. Ese punto, simple y natural como la vida misma, fue uno de los escollos principales que los "inventores" de la filosofía comunista no supieron prever y que arruinó a todos los países que la pusieron en práctica. 
Es con el capitalismo cuando la humanidad, buscando el triunfo personal, da lo mejor de sí misma. 
No hay rendimiento sin beneficio palpable y con el sistema comunista no era justamente el trabajador el que gestionaba los beneficios. El resultado de los sueños de Marx y Engels no pudo ser más desalentador, pues quedó convertido en la dictadura más radical y opresora del pueblo. Todavía hoy, cuando la teoría comunista se ha mostrado ineficaz y ha quedado obsoleta en todos los países de aplicación, un grupo de descerebrados pretende mantenerla viva y actual en los países democráticos, aprovechándose de la ignorancia de algunos votantes. No cabe pensar que estos "políticos de pandereta", que tenemos en España, ignoran la trayectoria de lo que fue este sistema político y conociéndolo es imposible defender ideales tan nefastos para ese proletariado que ellos dicen apoyar. Por lo tanto, ¿qué hacen ahí?. Engañar a los tontos, porque los nombres de sus agrupaciones son variopintos y chocantes. 

Hablan de Unión para defender un pueblo o un entorno cualquiera, de Ecología, de Justicia y de Libertad, por ser lo que todos queremos, pero lanzan consignas de cuya validez ellos son los primeros en dudar; tampoco sus hechos demuestran otro amor que el del protagonismo y el interés. Están ahí como una forma de ganarse el sustento y a ser posible medrar, no por ignorancia ni por creer que el comunismo puede ser viable. Ni lo fue en el pasado ni lo será jamás. La esperanza de quienes actualmente siguen pregonando estas consignas, es que no llegue nunca el día en que su partido pueda llegar a gobernar ya que, sencillamente, se ensuciarían los pantalones. Ellos están bien donde están, criticando a todos y ganándose la vida con ello. No pretenden otra cosa que vivir de la política, a cambio de pregonar utopías en las que no creen y que solo convencen a cuatro ignorantes... Esa es la grandeza de la Democracia que, conociendo en profundidad lo nefasto de una realidad, igualmente les da voz y cabida. Pero en Democracia, es el pueblo, quien tiene la última palabra...

RAFAEL FABREGAT

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