18 de julio de 2011

0426- APUNTARSE AL PARO, PORQUE SÍ.

España siempre ha sido país de pillos y así lo demuestran cuentos como "El lazarillo de Tormes", pillo el ciego y pillo el lazarillo...
- ¡Después de tropecientos años trabajando, tengo derecho a apuntarme al paro y a cobrar la prestación por desempleo...!
Pues sí amigo, ¡tiene usted derecho! pero solamente en el caso de que no tenga donde trabajar... Porque si teniendo donde trabajar, sigue en la lista del paro, resulta que usted es un parásito que no tiene derecho a prestación alguna. Si queremos sacar a España de este socavón, a quienes pretenden vivir a costa del sudor de los demás, habrá que decirles que las cosas no van por ahí. Los fondos de prestación por desempleo son (deberían ser) para quienes buscando trabajo no lo encuentren, no para los zánganos. 

En las colmenas de abejas, el destino de los zánganos no es el cobro del desempleo, sino otro bien diferente.

De la misma forma los funcionarios y quede constancia que yo tengo hijos que lo son, deben cumplir en su trabajo y no abusar de todo cuanto puede catalogarse como absentismo laboral. 
El hecho de ser funcionario no tiene por qué presuponer garantía del puesto de trabajo, aún en el caso de no cumplir la función para la que se fue requerido. 
Bien está que para realizar los trabajos de un determinado departamento en el que se precisan cuatro funcionarios, haya cinco en previsión de eventual necesidad o urgencia determinada... ¡pero no diez porque el 50% sean enfermos imaginarios!.


















Si queremos salir de la crisis habremos de hacer fuerza todos a una porque, si damos por bueno que un gran porcentaje "viva del cuento", cada día serán más los que se apunten a ello y no sacaremos nunca los pies del fango en que estamos metidos.

En cuanto al campo de la política, basta ya de rebuznar y (sobre todo) de bostezar. Si los del Gobierno tienen soluciones que las apliquen sin más dilación y si no las tienen, que se aparten y que dejen sitio a los que vengan detrás que ellos dicen que lo solucionarán todo rápidamente. Y que nadie se ría por tales afirmaciones...

¿Es que nadie cree que eso sea cierto?.
Pues... ¡yo tampoco!.

RAFAEL FABREGAT

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