20 de diciembre de 2011

0563- EL FINAL DEFINITIVO DE LA CRISIS.

Que nadie se llame a engaño... No fue Zapatero quien nos sacó de la crisis y tampoco lo hizo Rajoy. 
De la crisis tenemos que ser nosotros los que salgamos y, aunque todo marinero necesite un capitán, de poco sirven las órdenes si no hay voluntad de obedecerlas. 
De la crisis no será fácil salir, pero tampoco es imposible si todos pusiéramos de nuestra parte lo que hace falta para ello, es decir: voluntad y empeño en el trabajo. 
No se trata de hacer más horas ni de renunciar a los privilegios a los que el trabajador tiene derecho, se trata de que en las horas que pasemos en el trabajo, quede patente y clara nuestra voluntad de cumplir nuestras obligaciones. 
Basta pues de pillerías, de enfermos imaginarios y de cigarrillos a media mañana. El horario de trabajo tiene que ser sagrado, como lo es el de descanso.

Independientemente del tiempo para el bocadillo mañanero y de la comida a su hora, las horas de trabajo han de cumplirse y hay que trabajarlas con el debido interés y la firme voluntad de rendimiento y perfección en todo lo que se haga. 
Solo eso puede hacernos competitivos de cara al exterior y sacarnos, por lo tanto, de la crisis. 
Naturalmente, las autoridades chinas habrán creado las condiciones adecuadas para hacer que sus elaborados sean competitivos a nivel mundial, pero nada hubieran adelantado con ellas si sus operarios no hubieran luchado por hacer las cosas bien y por ser rentables para las firmas que los han empleado. 
Aquí, lo siento, somos demasiado listos o demasiado pillos. 
Nuestra política de trabajo encaminó, hace ya mucho tiempo, hacia la meta de conseguir ganar más trabajando menos... y así no vamos a ninguna parte.

Ahora, cuando las estrecheces económicas han llegado, nos damos cuenta de que ese no es el camino para salir del bache. 
Sin embargo, aún así, pocos son los que quieren rectificar. 
No es fácil bajar de las nubes de la comodidad, pero mucho me temo que tendremos que hacerlo, si queremos volver a subir al rellano del bienestar. 
A nadie se le regala nada y solo el esfuerzo común podrá sacarnos del abismo en el que nos encontramos. 
Cuando el carro se mete en el barrizal, solo el esfuerzo conjunto puede sacarlo. Holgazanes ha habido siempre. Con esos ya no contamos, porque tampoco anteriormente contó nadie con ellos, pero muchos confiamos que son mayoría quienes quieren hacer las cosas bien, trabajar cuanto haga falta para salir del bache y retornar a una vida digna que pueda ser un futuro claro y duradero para nuestros hijos.

Los políticos van a lo suyo, a por el poder y arrimando el ascua a su sardina. ¿Acaso quien critica, haría algo diferente?. 
Normalmente, quienes tienen posibilidades de llegar al poder miden sus palabras porque saben que ellos, cuando gobiernen, harán algo parecido. 
Solo quienes saben que eso no sucederá nunca, critican duramente a quien gobierna, proponiendo soluciones que saben perfectamente que no son viables. Desde la barrera los toros se torean muy fácilmente. 
Aún así también ellos tienen sus adeptos, gente descerebrada que calibran la vida y las circunstancias desde un punto de vista utópico, irreal, de nulas posibilidades. 
Pero el discurso enardece a las masas, a sus masas, manteniendo a los charlatanes en su empleo de perpetuos opositores de todo y de todos, ganándose un sustancioso sueldo que es, en definitiva, su única meta y pretensión. 
A sus votantes, a esos trabajadores desencantados,... ¡que les zurzan!.

Y mientras tanto, las autonomías presionando. 
Todo lo mío es mío y de lo que tienen los demás quiero mi parte. 
Especialmente aquellas que se consideran y son imprescindibles. 
Necesarias lo son, eso está claro, pero no para forzar la situación de escapar unilateralmente de la crisis, a costa de quitarles el pan a los demás. 
Sabido es que estas autonomías tan exigentes suelen ser las más ricas y las que más contribuyen a la economía nacional, pero en un estado plural como el nuestro, no puede considerarse justo que la riqueza se la quede única y exclusivamente la zona que la produce. Otras cosas, menos rentables, son también necesarias para el país. 
Quienes ostentan el poder autonómico, parecen haber olvidado que cuando llegó la democracia a nuestro país, se habló de igualdad de derechos y de solidaridad, palabras a las que ahora quieren hacer oidos sordos. ¡Y eso que alguno de ellos dice ser de izquierdas!.
 Que me perdonen unos y otros pero yo creo que la unión hace la fuerza. 
Está bien eso de las autonomías y de la realidad histórica pero a quienes, en nombre de ese pasado glorioso, quieren abusar de sus prebendas actuales dejando en la cuneta a otras zonas menos favorecidas, les diría yo que me permitan establecer la fecha en la que debería fijarse el antes y el después de esa historia de la que tanto alardean. Verían como los comienzos, en unas y otras zonas, no fueron tan diferentes.
Zapatero y su grupo (PSOE) ya han abandonado el gobierno y Rajoy y los suyos (PP) han jurado su cargo. ¿Ahora qué?. ¿Alguien ha notado algo en su casa, en su economía familiar?. 


Como es lógico y natural, todo sigue en el aire, nada ha sido solucionado. Lógicamente es pronto pero... El gobierno entrante hará su discurso, propondrá sus reformas y dictará nuevas maneras de andar el camino pero, a final de cuentas, habrán de ser los trabajadores y las PYMES quienes pongan el esfuerzo y tengan la última palabra.

Trabajo, esfuerzo, sacrificios... Palabras difíciles que más de cuatro dicen, con razón, que siempre son para los mismos. Así ha sido siempre, no hay otra alternativa. 
El beneficio principal de la cosecha no es nunca para quien trabaja los campos pero, si los resultados son buenos, algo siempre llega para todos. Cuando las cosas no van bien, también es el trabajador el último de la fila. Entonces, puestos a elegir, mejor es ser cabeza de ratón que cola de león... ¿O no?.

RAFAEL FABREGAT

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