29 de enero de 2012

0597- LA PEQUEÑA MUERTE.

En Francia llaman "pequeña muerte" a la culminación del abrazo sexual femenino, al momento en que rompiéndonos quedamos más unidos que nunca, al que matándonos nos hace renacer.
Le petite mort es un término francés que, en realidad, no se refiere al idílico momento que se describe anteriormente para el amor sublime de una pareja enamorada. 
La realidad, siempre más cruda y ausente de idealismos, es que este término fue acuñado para describir el momento en que la mujer alcanza el orgasmo pleno, algo que lamentablemente no ocurre en todos los casos y que, cuando lo hace, parece ser que no tiene nada que ver con el del hombre, demasiadas veces precoz y carente de esa mística profundidad al que pueden acceder las mujeres.



"Porque la pequeña muerte acecha en lo pequeño, en el número de teléfono que no marcas aunque debas, en las frases que nunca dices a tiempo, en el telediario de las tres de la tarde, en las noticias de las nueve, en la reseca estepa de los sueños que más temes."
La pequeña muerte. Carlos Salem.





En el periodo refractorio, tras un orgasmo pleno, la mujer queda durante un instante en coma; en lo que se determina como un regreso a la muerte, al feliz nacimiento de la vida, placentero y doloroso al mismo tiempo. Una satisfacción "vacía", consecuencia del extraordinario "gasto de vida" necesario para producir un éxtasis de tan considerables proporciones. La pequeña muerte es eso, ese instante de vacío, en el que estás sin estar, en el que subes al cielo, sin alejarte del punto de partida. Las féminas, incapaces de explicar lo inexplicable, han dicho en alguna ocasión una frase que se acerca a la realidad, más de lo que ellas creen...
- ¡Me quedé muerta! -le dicen a su mejor amiga, en un intento de explicarles lo que han sentido en su primera explosión amorosa.

Cuando esto ocurre, las mujeres pueden llegar a perder durante unos instantes la consciencia. 
Apenas puede durar unos segundos, quizás ni eso, pero ese breve instante en que miras sin ver es indescriptible. 
¿Cómo se puede describir con seria naturalidad una sensación como esa?. 
Lo de pequeña muerte es seguramente la descripción de un bucólico poeta a quien la palabra orgasmo le parecía demasiado fea. 
Realmente lo es. 
Para tan placentera sensación y muy especialmente cuando va unida al amor más sincero, lo del orgasmo suena a palabrota barriobajera. A forma de aliviarse en una madrugada lluviosa en casa de pago, instalada en callejuela mal iluminada de los bajos fondos de una ciudad cualquiera.
Lo de pequeña muerte es más sensible y bucólico, más cercano al verdadero amor... Bonito, ¿verdad?. Pues nada de todo lo dicho sucedería sin esa extraña fuerza a la que llamamos Naturaleza. Una denominación no demasiado afortunada, de la que echamos mano cuando no sabemos qué decir sin meternos de lleno en temas divinos en los que no creemos, ni queremos creer.

La sensación placentera que sentimos al realizar el acto sexual, no es otra cosa que un invento de la naturaleza para conseguir que todas las especies se perpetúen en el tiempo y en el espacio.
Si al hacer lo que se hace no hubiera placer en ello, tampoco habría amor y la vida se hubiera extinguido antes de nacer. ¿Quién haría el acto sexual sin placer de por medio...?. 
En primer lugar la pareja no existiría, o carecería de otro sentido que el de una simple asociación de intereses, entre ellos la procreación. 
Te asociarías a una pareja al solo objeto de tener hijos con un determinado fin. ¿Puede alguien imaginar cosa más macabra?. Porque, ¿en base a qué vendrían esos hijos?.
Sencillamente, no vendrían...

RAFAEL FABREGAT

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