17 de marzo de 2012

0634- EL TEMPLO DE ARTEMISA.

Maravilla del mundo antiguo, el Templo de la diosa Artemisa (Diana para los romanos) estaba ubicado en Éfeso, actual Turquía. 
El templo estaba compuesto por numerosos edificios de los cuales, el que contenía a la diosa era el más importante de ellos.
De acuerdo con la lista elaborada por Antípatro de Sidón, era una de las siete maravillas del mundo y, en su opinión, la mejor de todas ellas.
"...Cuando ví la casa de Artemisa, allí encaramada en las nubes, las otras maravillas perdieron su brillo y dije: aparte de desde el Olimpo, el sol nunca pareció jamás tan grande".
Artemisa era hija de Zeus y hermana de Apolo.
Indomable, no solo daba la vida, sino que también la quitaba. 
Para obtener los favores de la diosa de la fertilidad, de la caza y de la guerra, el rey Creso de Lidia le construyó ese magnífico templo en el año 550 a.C. trabajos que, según Plinio el Viejo y Marco Vitruvio, duraron 120 años siendo terminado por Metágenes, hijo de Quersifrón. 
En el interior del santuario había una estátua de Artemisa de dos metros de altura, realizada con madera de vid y revestida de plata y oro. A continuación -en miniatura- la imagen del templo, al que le falta el muro que cercaba los terrenos en los que se encontraba.

Según las notas de Plinio el Viejo, ..."medía 377 pies de largo (115 m.) por 180 pies de ancho (55 m.) y estaba hecho principalmente en mármol blanco. Constaba de 127 columnas de 60 pies de alto (18 m.) cada una, igual a 12 veces el diámetro de su base. Una doble fila de columnas dividía el pronao en tres naves. La cella era alargada y estrecha y al fondo un baldaquino con la estátua de la diosa Artemisa, sobre los restos del antiguo altar del siglo VII a.C. El templo fue incendiado por Eróstrato el día 21 de Julio del año 356 a.C., la misma noche -se dice- que nació Alejandro Magno. Según la historia no había razón alguna para provocar la destrucción, por lo que se estima que el único motivo de Eróstrato era lograr la fama a cualquier precio. Los Efesios, ultrajados, intentaron que no fuera así y prohibieron, bajo pena de muerte, mencionar su nombre. Sin embargo su objetivo no se vió cumplido puesto que el historiador griego Estrabón lo hizo llegar a la Historia a través de sus escritos.

Sin embargo este lugar sagrado de Éfeso era mucho más antiguo ya que, allí donde se construyó el templo de Artemisa, ya
había sido objeto de culto a la diosa Cibeles desde siglos atrás. De hecho la construcción del templo primitivo data del siglo VIII a.C., que fue destruido por los Cimerios.
En cuanto al templo de Artemisa, Alejandro Magno ordenó su reconstrucción, que fue culminada tras 23 años de vicisitudes, en el 323 a.C., ya después de su muerte. Se respetaron a groso modo las proporciones y características del edificio anterior, con la diferencia de que el nuevo templo se construyó sobre un crepidoma escalonado de 2,68 metros, que se salvaba mediante doce escalones. Por tercera vez y de forma definitiva, este templo fue destruido completamente en el saqueo llevado a cabo por los Godos en el año 262 a.C. siendo saqueados sus restos a lo largo de los siglos.

A día de hoy apenas quedan unas escasas ruinas que nada nos dicen del antiguo esplendor de este templo, lo que indica el posible aprovechamiento de sus materiales en la nueva ciudad. En las excavaciones austriacas llevadas a cabo en el año 1.965 se encontró el altar, de 22x32 metros. Ni rastro de las numerosas obras de arte que el edificio albergaba, especialmente las numerosas esculturas de amazonas que, según la leyenda, habitaban antiguamente la región. Mucho menos las columnas forradas de oro y plata o la propia estátua de Artemisa. Por cuarta vez en la historia y en una zona llamada Kurutepe, a 1.500 metros de su ubicación original, diferentes fundaciones tiene previsto levantar nuevamente este templo y con las mismas dimensiones y características que el anterior, para lo que se cuenta con un presupuesto de 1.500 millones de dólares. 
Esperemos que dure más que sus antecesores...

RAFAEL FABREGAT

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