24 de marzo de 2012

0640- FLORENCIA Y LOS MÉDICI.

Los Médici
marcaron el esplendor de Florencia, una de las ciudades más bellas del mundo. 
Iglesias, palacios, cúpulas, murallas... 
Todo se entremezcla para ofrecerle al curioso viajero una visión especial del antiguo esplendor de la ciudad, que no ha mermado un ápice en el presente. 
La diferencia son los personajes, constructores y cómplices de tan espectacular patrimonio arquitectónico que son el orgullo y forma de vida de la gente actual. 
Llueva o haga sol los turistas, viajeros incansables, ávidos de cultura y curiosos recalcitrantes, deambulan por esta ciudad sin parangón todos los días del año. 
Ese sería el mayor orgullo de quienes pusieron los cimientos de tan bella ciudad.

El Duomo es el centro neurálgico de la ciudad y destino imprescindible de quienes viajan a Florencia. 
Construido en el siglo XIII por Arnolfo di Cambio, presenta los múltiples colores del mármol que caracterizan el gótico toscano. 
Arriba, la cúpula de Filippo Bruneleschi, desafiando la gravedad y signo inequívoco de la ciudad de Florencia. Su decoración admirable es meta ineludible del estudioso de las artes y el tema que nos muestra es el juicio final. La catedral de Santa María, aunque sobria, fue decorada por los más importantes artistas del Quattrocento. Se levantó sobre la antigua basílica de Santa Reparata y en la cripta se pueden admirar algunos restos del viejo templo. Su campanario, probablemente uno de los más elegantes de Italia, es del siglo XIV y roza los 85 metros de altura.

Frente al Duomo, el Baptisterio de San Juan, construido entre los siglos IV y X, con su maravillosa Puerta del Paraíso, obra maestra de Ghiberti. Maravillosos mosaicos decoran el Baptisterio de San Juan, obra de los más afamados ceramistas del siglo XIII. A la derecha del altar la tumba del antipapa Juan XXIII, depuesto en 1.415.

En el barrio de San Lorenzo su iglesia fue parroquia familiar de los Médici, construida en la primera mitad del siglo XV. La Sacristía Vieja es cuadrada pero cubierta por una cúpula semiesférica en la que Brunelleschi nos muestra las primeras ideas del Renacimiento. La capilla Martelli es el lugar de descanso de la familia Médici, obra de Donatello. En la Sacristía Nueva se encuentran las tumbas nuevas decoradas por Miguel Angel, al igual que el vestíbulo de la Biblioteca, a la que se accede desde el claustro.

Cosme de Médici.

Los Médici fueron una poderosa familia florentina de cuyo seno salieron tres papas (León X, Clemente VII y León XI) a la vez que importantes dirigentes de Florencia, así como miembros de familias reales de Francia e Inglaterra. Su fundador Juan di Médici (1360-1429) fue un importante banquero de la Edad Media afincado en Florencia. No era rico ya que el poco dinero que su padre dejó al morir tuvo que ser repartido entre la esposa y sus cinco hijos. Poco aficionado a la política, apenas realizó algunas actividades como forma de aumentar la actividad del banco familiar de su fundación en las ciudades-estado del norte de Italia. Al retornar el papado a Roma en el año 1.410, como recompensa a su apoyo, los sucesivos papas utilizaron los servicios del banco de la familia Médici. Antes, hoy y siempre, todo lo mueve el dinero y el poder, por eso el Papa Luna fue excomulgado.
Juan de Medici tuvo dos hijos: Cosme y Lorenzo.
Lorenzo, segundo de los hijos, fue el fundador de la estirpe de los Popolano y artífice de los éxitos del Banco familiar, pero siempre a la sombra de su hermano mayor en lo político. Murió a la edad de 45 años y sus dos hijos pasaron al cuidado de su tío Cosme (1389-1464) que fue el primogénito de Juan de Médici. Importante político y banquero, artífice del poder y relevancia del apellido. 

A la muerte de su padre (1.429) se opuso al régimen oligarca de la familia rival de los Albizzi y finalmente fue arrestado y exiliado durante diez años. Cosme marchó a Venecia sin perder contacto con sus partidarios. Un año después, derrotado Albizzi, regresó Cosme a Florencia y aclamado por todos desterró a su rival. A pesar de no recibir ningún poder oficial, fue el dueño de Florencia y a este fin en 1.458 creó el Consejo de los Cien. Metido totalmente en política, utilizó la ya entonces gran fortuna familiar para establecer contactos comerciales con el exterior situando filiales en todos los estados italianos. Acrecentó su fortuna notablemente y amante del arte y las ciencias puso su fortuna a disposición de las mismas con la liberalidad de un gran señor. Fundó la Academia Platónica y la Biblioteca de San Marcos. Mandó construir el palacio-fortaleza de la Vía Larga y otras muchas obras. Con él nació pues el mecenazgo de los Médici. A su muerte recibió el título de Pater Patriae.

RAFAEL FABREGAT

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