20 de agosto de 2012

0772- LOS CÁTAROS O ALBIGENSES.

Catedral de Albi
Estamos en la Catedral de Santa Cecilia y Palacio Episcopal Patrimonio de la Humanidad en Albí (departamento de Tarn) en el Mediodía francés, territorio del sur de Francia tantas veces visitado por un servidor.
Con el Tratado de París de 1.229 el Languedoc quedaba unido a la Corona francesa pero había que reafirmar la fe católica y el poder político conseguido. 
El día 15 de Agosto de 1.282 se colocó la primera piedra de la que 200 años después sería la catedral de ladrillos más grande del mundo. 

Palacio episcopal
Desde lejos la catedral parece una más pero su aspecto de fortaleza inexpugnable nos habla de aquellos tiempos de conquistas y frecuentes derramamientos de sangre. 
Con muros de 40 m. de altura y una torre de 78 m., a medida que se acerca el viajero parece empequeñecerse. 
Como corresponde a una catedral-fortaleza, sus muros son sobrios y sólidos pero no está construida sobre una colina sino dándole la espalda al río Albi. 
Junto a la catedral se encuentra el Palacio de la Berbie, de la misma factura, antiguo palacio episcopal y actualmente museo de Toulouse-Lautrec.
La ciudad fue fundada por los romanos con el nombre de Albiga
Sin embargo es tristemente célebre por la secta herética que, aunque instalada en Beziers, nació en Albí y tomó el nombre de la ciudad (Secta Albigense) y que supuso la persecución y muerte de más de 20.000 ciudadanos. 


Masacre de Beziers
La secta era religiosa, pero de tipo maniqueo, contraria a los intereses de la Iglesia. 
La secta obtuvo el apoyo de algunos nobles de la comarca del Languedoc, pues ofrecía libertades que la cristiandad no aprobaba. 
En 1.209 el papa Inocencio III, apoyado por el rey de Francia Felipe II Augusto y por los Cisternienses, impulsaron una cruzada que dirigida por Simón de Montfort llevaron a cabo la que se conoce como "La masacre de Beziers" en la que fue quemada toda la ciudad y pasados a cuchillo todos sus ciudadanos, también los no implicados y que habían buscado refugio en la catedral. 
Otro asesino, el abad y legado del Papa Arnaud Amauri, pronuncio la frase fatídica: 
- "Matádlos a todos, Dios ya reconocerá a los suyos". 


Catedral de Beziers
A consecuencia de dicha matanza (cosas de la Iglesia y de la Política) Simón de Montfort, capitán general de aquella pandilla de asesinos, fue nombrado vizconde de Beziers y Carcassona, ciudad esta última de la que fueron expulsados todos sus habitantes y perseguidos los nobles que apoyaron la causa. Esa es la justicia que hay en este mundo. La opulencia y el desenfreno de una iglesia cuyos dirigentes vivían como señores feudales acababa con aquellos que se habían apartado de todo lo material, invistiéndose de pureza y castidad. Los inquisidores no pararon ahí, sino que siguieron con la "limpieza" del catarismo. Con estos métodos tan expeditivos, los católicos acabaron con la "herejía cátara" instalada en el sur de Francia. Para celebrar tan sonado triunfo se construyó la Catedral de Albi, uno de los cuatro obispados cátaros y foco de cultivo de la herejía que predicaba el amor absoluto y la ausencia de infierno como camino inequívoco para llegar a Dios. ¿Era eso tan malo para provocar tal masacre?.
Los Albigenses no eran otra cosa que una secta herética medieval que nació en la ciudad de Albi y que en los siglos XI al XIII se extendió por buena parte de Europa. Había que erradicarla, pensaría Roma, puesto que los Cátaros o Albigenses estaban presionando demasiado. 

Estela cátara
Su vida de pobreza y amor recibía los aplausos del pueblo puesto que solo velaban por la salvación del alma, contrariamente a la Iglesia romana que solo miraba por lo material. Pero el problema era que los cátaros no se limitaban a esa vida de pobreza, sino que predicaban contra la iglesia de Roma. Según el catarismo había dos dioses, uno bueno que velaba por todo lo espiritual y otro malo que impulsaba a la búsqueda de lo material. Para ellos lo único puro era el alma, aprisionada en un cuerpo material. Estaba claro que los Cátaros veían el alcance del cielo en su actitud, mientras que la Iglesia católica era para ellos el propio demonio. Estos predicamentos eran totalmente contrarios a los intereses de Roma y fueron erradicados por medio de la Sagrada Inquisición. Y es que hay un refrán español que dice: ¡Come y deja comer...! (Porque si no lo haces así te van a cortar las orejas...)

RAFAEL FABREGAT

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