30 de diciembre de 2012

0884- LA NECESIDAD DE RECICLAR.

Hasta hace un siglo escaso la riqueza del planeta apenas había sido explotada y obtener cualquier material de la naturaleza era fácil, rápido y económico, puesto que ya se habían inventado gran cantidad de máquinas que facilitaban los trabajos de extracción. Tan fácil era la obtención de materias primas y tanta su abundancia, que cualquier mortal podía acceder a unas vigas de hierro con las que construirse una casa o una partida de madera con la que cerrar esa misma vivienda con buenas puertas y ventanas de madera noble. Pero, claro... ¡Sacar y no meter, echa la bolsa a perder!. La demanda creciente pronto determinó que lo que parecían recursos ilimitados prontamente se tornaron escasos. El planeta es grande pero la gente es mucha y su despertar económico amenazaba ruina inminente para la naturaleza y su ecosistema. Sin embargo la humanidad tiene la suerte de que algunas cabezas (no muchas) son inteligentes y por lo tanto pensantes.

- ¡¡¡ Eureka !!! -dijo alguien- ¡La solución es reciclar!.
- ¿Qué es reciclar? -se preguntaron todos expectantes.
Condescendiente, el de la cabeza pensante explicó a los más cortos de entendederas que se trataba de "reutilizar" los materiales de deshecho, convirtiéndolos por segunda vez en materiales nuevos de primera calidad. A muchos aquello les pareció una utopía, pero la práctica demostró que efectivamente la idea era posible y fácilmente realizable.
Lo que primero entendieron todos, por ser conocido de siempre, fue que los metales fundidos de nuevo tienen la misma constitución y propiedades que los recién salidos de la mina, por lo que su reutilización no solo era posible sino que incluso podía aumentar sus posibilidades con la aleación de otros componentes. Había más dudas en lo concerniente a las maderas, pero las avispadas cabezas dieron enseguida con soluciones que paliaran el deterioro medioambiental que la tala masiva representaba. 

Había que regenerar las zonas de tala con la plantación de nuevos árboles, a la vez que aprovechar la totalidad de la madera extraída mediante la molturación y prensado de las partes inicialmente inservibles, a las que incluso se podían añadir viejas maderas. La fabricación de aglomerados pronto demostró que el resultado final gozaba de las mismas propiedades que la madera natural, con la ventaja de no arquearse. 
También con el papel, realizado con pasta de madera, su reutilización era simple, fácil y barata. Era cuestión de no dejar que ni la más mínima hoja de papel fuera quemada o echada a la basura. Su recogida y conversión en nueva pasta era seguramente el más fácil de los reciclados y cada kilo reutilizado eran árboles que no era necesario talar.

Sucedió lo mismo con los plásticos. Elemento de difícil eliminación, salvo con su quema siempre muy contaminante. El plástico, como todos saben, es una sustancia química y sintética llamada polímero y cuyo componente principal es el carbono. Siendo de estructura macromolecular, puede moldearse bajo calor y presión adoptando cualquier forma según el uso que quiera dársele. Su éxito fue inmediato puesto que la multitud de piezas de uso cotidiano, hasta entonces fabricadas normalmente en metal, eran costosas, difíciles de hacer y caras mientras que, por el contrario, hacerlas con el nuevo material plástico no tenía otro inconveniente que el de realizar un molde con el que se fabricarían miles de objetos en serie y su coste siempre sería muy inferior. 
Si en los materiales metálicos o madera hubo una fácil solución de reciclado, el plástico no se quedaba atrás. Todos sabemos lo fácilmente que un trozo de plástico se vuelve líquido con el calor. Recuperar el plástico de los miles de usos que actualmente tiene es también una de las cuestiones más fáciles, si realmente nos los proponemos. Como en el caso de los metales, fundir el plástico y devolverlo al usuario como un nuevo producto es no solo factible, sino tremendamente barato. Con esta acción evitamos el empleo innecesario de hidrocarburos y la contaminación atmosférica que ello supone. Sin contar que son muchos los países que no tienen petróleo y su dependencia les empobrece notablemente.

En cuanto al vidrio... 
Todos sabemos que su reciclado es tan fácil que la práctica totalidad de las bebidas de refresco o alcohólicas se venden "a envase perdido" y no como antaño cuyos envases eran recuperables y significaban un verdadero trastorno para consumidores y fabricantes puesto que, si cara era su recogida no lo era menos su limpieza, eliminación de etiquetas y nueva colocación, etc. 
Actualmente, como si de plástico se tratara, se refunden por medio del calor y una nueva masa caldosa pasa a transformarse posteriormente en nuevos envases para ese mismo uso o en cualquier otro objeto de vidrio que necesitemos. 
De todo esto se desprende que, por medio del reciclado, la reutilización de las materias primas es posible, práctica y barata por lo que la naturaleza y el medio ambiente están a salvo de un desastre que parecía inminente. 

Lo que ayer era un cubo de basura, hoy es una silla y lo que hoy es una lata de cerveza mañana puede ser el motor de un avión. 
¡Qué cosas!. Esto se lo cuentas a un extraterrestre... ¡Y no se lo cree!.

RAFAEL FABREGAT 

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