18 de junio de 2013

1046- COMIENZA UNA NUEVA ETAPA.

Pues si amigos. ¿Os acordáis de las gafas que encabezaban la entrada de ayer?. ¡Pues me las compré!. Puede que algunos de mis lectores abandonen la lectura de mi Blog, no lo sé, porque... ¡como estas gafas solo dejan ver el lado bueno de las cosas!. Naturalmente solo las llevaré puestas para temas locales, personales y directos, no cuando comente noticias políticas y económicas a otros niveles. 

¡Hablar de políticos y banqueros con las gafas puestas...! Vamos, para aburrirse. Además que, como las citadas gafas solo dejan ver el lado bueno de las cosas, las opiniones vertidas no serían objetivas y mucho menos razonables. 
A mi el humor me gusta y mucho pero, sobre todo el humor inglés. Será por genes, ¡como mi tatarabuelo era irlandés...! 
El humor inglés, ya sabéis, es el que comenta o enjuicia la realidad, pero resaltando el lado cómico y hasta casi ridículo de las cosas. ¿Qué quieren que les diga?. Yo soy un sentimental, con una buena ración de romanticismo, pero el dulzor empalagoso no me dice gran cosa. Lo dulce, con un toque de acidez, me gusta más. De haber vivido en su época, el humor de Groucho Marx sería sin duda uno de mis predilectos pues, como el de Tip, combinaba lo gracioso con las verdades de la vida.

El humor no es decir tonterías, sino contar excentricidades y flaquezas ajenas, que también en muchas ocasiones son las tuyas propias. 
Por el contrario la carcajada no siempre va relacionada con el humor, ya que casi siempre es maliciosa. Nos reímos del mal ajeno, del vicio y de la desgracia de los demás. Es una forma de sacarle gracia a la desgracia del otro, que no de la tuya. 
Cuando al vecino se le rompe la silla y cae al suelo, todos se ríen. ¿Por qué nos reímos?. ¿Donde está la gracia de ver caer por los suelos al vecino?. 
Casi de inmediato, si somos buena gente, aflora el sentimiento de ayuda y protección a quien ha caído, pero la primera reacción es la carcajada. Es ahí cuando, sin temor a equivocarnos, nos damos cuenta de que la carcajada no tiene nada que ver con el humor aunque, en algunas ocasiones, vaya unida a éste.

Para quien no lo tenga claro, el humor inglés es el que tiene un punto de ironía. Refinado, adecuado al lenguaje y a las normas sociales, pero que tiene siempre un fondo punzante. 
No todos lo comprenden, puesto que el humor inglés tiene que ser leído entre líneas. Cada palabra, cada frase, parece decir una cosa pero siempre dice otra. Son frases o cuentos con doble intención que solo el lector inteligente o el conocedor del asunto puede descifrar. Es como ver en la oscuridad. 
Habla con pelos y señales de personas y cosas concretas, sin nombrar a nadie. Suele ser un humor inteligente, al que hay que darle algunas vueltas para poder entenderlo. No es un humor de masas y demasiadas veces se queda uno cavilando sin que llegue una luz, que sin duda existe. 

De todas formas, justamente porque está dirigido a cosas concretas, es incluso mejor que no todos entiendan el mensaje que lleva en la trastienda. 
Acabo con unos chistes de humor inglés. 
Ya hemos dicho que no gustan a todos, pero ya que hablábamos de ello...

-- Algunos llevan la felicidad a donde van y otros cuando se van.
-- Jamás he matado a nadie, pero he leído esquelas con gran placer.
-- El más potente veneno, siempre va en frasco pequeño. Era tan bajito...
-- Todo el mundo le quería... pero cuanto más lejos mejor.

En fin, voy a ponerme las gafas. Esas que solo te dejan ver el lado bueno de las cosas. Las que usan las personas ciegas... y las que no quieren ver. (Que de esas también las hay, y muchas)

RAFAEL FABREGAT

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