21 de julio de 2013

1082- LA CUARTA PIRÁMIDE.











Cinco años atrás un grupo internacional de arqueólogos descubrió, tras doce años de excavaciones, la que se considera "la cuarta pirámide egipcia del valle de Giza". Destruida por los romanos y aprovechada durante siglos como cantera para la ciudad de El Cairo, hasta hacerla desaparecer casi por completo, nadie recordaba su existencia y menos aún su emplazamiento. 


DYADEFRA. Museo del Louvre.
Se trataba de la morada funeraria del faraón Dyedefra, tercer faraón de la Dinastía IV, hijo y sucesor de Keops que reinó en Egipto a partir del año 2.556 a.C. Keops tuvo muchas esposas y decenas de hijos pero solo cuatro de ellos gobernaron Egipto. El primero de ellos fue Dyedefra. No era el hijo primogénito y no le correspondía por tanto reinar a la muerte de su padre, pero asesinó a su hermano Kawad, que era el primogénito y le arrebató el trono. Era algo bastante frecuente en aquellos tiempos. Una probable instigadora del hecho sería su propia hermana Hetepheres con la que se casó posteriormente. El Canon de Turín le otorga un reinado de ocho años, aunque diferentes historiadores de la Grecia Antigua aseguran que Dyedefra reinó por un periodo aproximado de 25 años. De hecho la fecha más alta conocida de su reinado fue el undécimo censo de ganado por lo que, teniendo en cuenta que los censos eran bienales, es fácil deducir que, como mínimo, gobernaría 21/22 años. 

La pirámide de Dyedefra fue construida en Abu Roash, a 8 Km. de Guiza, bastante alejada por tanto de la de su padre Keops. En ruinas desde la antigüedad, ha sido siempre objeto de controversia. Desde muy antiguo se pensaba que Jefra, hermano sucesor de Dyedefra, destruyó la tumba de su hermano al haber accedido al trono gracias al asesinato del primogénito Kawad, hermano de ambos, pero las pruebas apuntan que fueron los romanos. Respecto a su construcción, recientes estudios hacen pensar que la avanzada edad del faraón hizo que se eligiera un emplazamiento elevado que permitiera ganar en altura a la de su padre Keops con menos esfuerzo y tiempo de construcción. También se realizó con los mejores materiales. El descubrimiento de construcciones próximas de culto indican que el enterramiento llegó a realizarse y no quedó inconclusa como algunos historiadores apuntaron décadas atrás. 

La cantera estaba situada a 800 Km. de distancia y los bloques, de hasta 25 toneladas de peso, llegaban por el Nilo siendo arrastrados posteriormente por 370 personas hasta su emplazamiento definitivo. Se estima que trabajarían unos 15.000 operarios en esta inmensa obra. 
En este caso la cámara funeraria se encuentra en la parte baja de la pirámide. Una profunda grieta en la tierra, actualmente al aire libre, deja al descubierto que se utilizó argamasa para acondicionar y consolidar el pasadizo por donde había que deslizar el inmenso sarcófago de granito y el interior del recinto donde había de descansar el cuerpo del faraón.

Otros indicios descubiertos recientemente dejan claro que la destrucción de esta pirámide tuvo lugar en época romana y que, de forma inmediata, fueron ellos y los propios egipcios quienes la fueron utilizando como cantera para la ciudad del Cairo hasta su práctica desaparición. 
Con una base de 106 m. de lado, 68 m. de altura y 52º de inclinación, estaba 7,62 m. más elevada que la de su padre puesto que se encontraba sobre una colina, a 220 m. sobre el nivel del mar, motivo por el que se eligiría dicho emplazamiento. 
Los estudios llevados a cabo sugieren que esta pirámide fue construida en tres partes: un primer zócalo de 12 m. de altura de granito pulido, un cuerpo superior revestido de piedra caliza y coronación mediante una piedra piramidal forrada de electro; aleación natural de oro, plata, cobre, etc. 

Como todos los faraones, Dyadefra tuvo también varias esposas e hijos. La principal era Hetepheres II su hermanastra, hija de una de las esposas secundarias de Keops y a la que eligiría como forma de consolidar la sucesión al trono. 
Sin embargo tuvo otra esposa que dejó mayor huella en la vida de Dyadefra: Jentetenka, con la que tuvo al menos tres hijos y una hija. 
Fue el primer faraón que usó el apelativo de dios Ra añadiéndolo al final de su nombre real que era solamente Dyadef.
 Para desgracia de los aficionados hay que decir que los restos de esta cuarta pirámide egipcia, la más alta jamás construida, queda fuera de las rutas turísticas. Se puede, eso sí, ir por libre con un vehículo alquilado pero el acceso puede resultar complicado puesto que está ubicada en una zona militar.

Se tenían noticias de la existencia de esta pirámide desde el siglo XIX pero ya nadie conocía su emplazamiento ni se habían realizado investigaciones serias al respecto, mucho menos las propias autoridades egipcias. 
La leyenda, de todo punto imposible, dice que su construcción significó una carrera contra el tiempo puesto que tan solo duró 7/8 años. Queriendo ganar en altura a la de su padre, se buscó un emplazamiento elevado que lograra el objetivo de situar la cumbre más cerca del cielo, aún siendo más pequeña. 
Al separarla de aquel, lo que realmente consiguió Dyadefra es que fuera más rápidamente olvidada y más fácilmente destruida. 
En pocos siglos se convirtió en "la pirámide perdida". 
Saqueadores romanos y egipcios aprovecharon sus monumentales piedras durante siglos y cuando apenas quedaron las piedras de su base, la arena del desierto hizo el resto hasta hacerla desaparecer por completo.

RAFAEL FABREGAT

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