30 de julio de 2013

1090- VINO BLANCO DEL SOMONTANO.

¿Qué vamos a decir de la D.O. Somontano que el entendido de vinos no sepa?. Naturalmente poca cosa, pero sí podemos explayarnos en lo referente a esas 4.700 Has. de excelente tierra y mejor clima, si cabe, para la producción y elaboración de las mejores uvas blancas peninsulares. Decir Somontano es decir (siempre) calidad en mayúsculas. Todos sabemos que tras una buena tierra y una mejor uva, hace falta la dedicación y los cuidados de un bodeguero excepcional pero, ¿quien no lo es, en esta tierra de vinos históricamente especiales?. No vamos a caer en la tentación de decir que todos los vinos de Somontano son excelentes, pero puede decirse con seguridad que en esta región no hay vino malo.
Se trata de suelos calcáreos, instalados sobre materiales suaves y de fácil drenaje que permiten la penetración de las raíces y la lluvia. De baja fertilidad y adecuado nivel de piedra caliza que dan una producción media pero de calidad buena y constante. 

Viene a ser la zona central de la provincia oscense, entre las estribaciones pirenaicas y la depresión del río Ebro. Al igual que sucede en el Piamonte italiano, la expresión Somontano significa "bajo la montaña, a pié de monte". La capital de la comarca es Barbastro, zona exhuberante de viñas escalonadas, con valles que van desde los pies del pre-pirineo aragonés hasta el propio río Ebro, con alturas comprendidas entre los 400 y los 700 metros.
Hablamos, como ya sabe todo el mundo, de la provincia española de Huesca, lindante con la cordillera pirenaica y con la vecina Francia. Son tres zonas bien diferenciadas: las sierras, el Somontano propiamente dicho y las llanuras. En las estribaciones de los Pirineos, las viñas tienen la altitud perfecta y el clima adecuado. 

El resultado es un vino elegante, estructurado y, en el caso de los tintos, con una larga vida por delante. Sin embargo no es el caso que nos ocupa en el día de hoy, puesto que esta entrada quiere centrarse en sus vinos blancos, de los que quien escribe es amante empedernido. De estos blancos pocas veces suele hablarse. El motivo es quizás porque la D.O. Somontano carece de uvas blancas autóctonas de reconocida calidad y la introducción de variedades nuevas es relativamente reciente. Sin embargo uno de los sellos de identidad del vino blanco de Somontano ha sido justamente esa simbiosis, el perfecto matrimonio entre las viejas uvas autóctonas (Moristel, Alcañón, etc. ) y las nuevas variedades llegadas de otras regiones del planeta (Chardonay, Sauvignón blanc, etc.) ) que han supuesto la llave de su éxito. 

En la última década las exportaciones se han duplicado y también el precio de estos vinos maravillosos. Los vinos de Somontano nunca fueron el "patito feo" de los vinos españoles, pero hoy más que nunca compiten de igual a igual con las clásicas y famosas zonas vitivinícolas españolas e incluso las superan en muchos casos. La D.O Somontano es sin duda alguna la que más ha evolucionado en la última década. Pedir un vino de Somontano es pedir calidad garantizada y eso lo saben los entendidos y el más profano de los mortales. En lo que respecta a los tintos, ya hace tiempo que esto es así, pero la auténtica novedad está en sus blancos, de armoniosa y perfecta acidez. En la región del Somontano se cultiva la vid desde tiempos de los romanos pero especialmente en tierras de monasterios medievales. ¡No sabían nada los frailes...! 

Debido a su vecindad con la Francia vitivinícola, el cultivo de la uva supo mantener un vino de buena calidad pero que, anclado en el pasado, no le permitía despegar con fuerza. Fue a finales del siglo pasado cuando la importación de nuevas variedades como la Chardonnay o la Cabernet Sauvignon le hicieron ganar el merecido prestigio y la Denominación de Origen que la comarca necesitaba.También las bodegas se modernizaron y el perfecto matrimonio de las modernas variedades con uvas autóctonas del Somontano ha recuperado el cultivo de variedades que habían quedado olvidadas. El maridaje resultó espectacular y la demanda está convirtiendo su degustación en algo prohibitivo para los bolsillos modestos. Aún así la garantía de imposible fracaso invita, sino a beberlo de forma habitual si en las fechas y acontecimientos familiares más destacados en los que uno quiere quedar bien con familiares y amigos. 

Como es natural, después vienen las marcas y los gustos personales y particulares, pero jamás podrán escuchar un comentario negativo de una Denominación que solo ofrece calidad garantizada.
Sin salir del Somontano y ya que no solo de pan (y vino) vive el hombre, ¿qué les parecería darse una vuelta por Alquezar?.
El "problema" es que hay que hacerlo a pié... (Los coches se quedan fuera del pueblo). El impresionante pueblo medieval está "sembrado" a los pies del castillo de Jalaf ibn Rasid (s. IX) principal punto defensivo del Barbastro moro frente a reinos cristianos del Sobrarbe aragonés. Conquistada la plaza en 1.067 por Sancho Ramírez, pasó a ser fortaleza cristiana y a llamarse 
"Castrum Alqueçaris"

ALQUEZAR. Castillo y Colegiata al fondo.
En 1.099, el propio Sancho Ramírez, hijo de Ramiro I de Aragón, construyó allí mismo una colegiata y la donó a una comunidad agustina que, tras varias modificaciones, constituye la que hoy es la Colegiata de Santa María la Mayor, de Alquézar. Atravesando la montaña, el río Vero se abre paso en busca del Ebro dando un espectáculo más a los visitantes que buscan ese segundo alumbramiento entre pasarelas colgadas de los precipicios. Huesca es tierra de Historia, de paisajes... ¡Y de buen vino!, no lo olviden.

RAFAEL FABREGAT

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