25 de septiembre de 2013

1139- LA CULTURA CHACHAPOYA.

En tierras peruanas de los Andes Amázonicos, habitó una cultura preincaica durante algo más de siete siglos, finalmente absorbida por los Incas en el año 1.470. No era una, sino varias etnias autónomas de origen selvático que se agruparon hacia el siglo VII d.C. creando la cultura Chachapoya. 

Según el peruano Garcilaso de la Vega (1539-1616) "a este pueblo bien podría llamársele reino, puesto que abarcaban un extenso territorio de 50 leguas de largo por 20 leguas de ancho, más otras 30 leguas que penetraban en Muyupampan"
Si tenemos en cuenta que una legua eran unos 5 Km. el total serían unos 40.000 Km2. Este pueblo dejó un legado importante de monumentos y edificaciones funerarias, así como sarcófagos en lugares de difícil acceso, mausoleos y grandes necrópolis en las que los arqueólogos han extraído cientos de "fardos funerarios" con ofrendas diversas de oro y joyas junto a los cuerpos momificados. 

Más de 200 momias de diferentes épocas y en perfecto estado han sido recuperadas para la ciencia, algo que siempre sobrecoge a quien escribe. ¿Quienes somos nosotros para entrometernos en el descanso eterno de aquellas gentes?. 

Con la excusa de protección al expolio, poblados, tumbas y cementerios completos son excavados por los arqueólogos que, arrancando la historia de su entorno natural, la llevan a grandes museos para su explotación económica. 
Una vez más, los gobiernos son los mayores expoliadores de la Historia. 
¿Qué es todo eso dentro de un museo, cuando podría visitarse en toda la plenitud que podría suponer su ubicación primitiva y natural?. 
Pero claro, allí es más fácil y barato de guardar... 
¡Sobre todo cobrando!.

"Los pueblos de las nubes" llamaron durante cientos de años a estas gentes enigmáticas de costumbres antiquísimas. El motivo era por sus edificaciones en altura, pero también por lo frecuente de las nieblas en esta región y a lo largo del año, que impedían muchas veces que sus casas fueran visibles al posible enemigo. De esta cultura llama la atención la ubicación de sus casas pero también el respeto y refinamiento a las tumbas de sus muertos. Apartados de los vivos, pero relativamente cerca y en abrigos a los que se asoman para que los familiares pudieran dirigir sus miradas y oraciones con frecuencia. Claro que no todos los enterramientos fueron de esta manera. Se calcula que la población de la cultura Chachapoya sobrepasó los 300.000 indivíduos y no había espacio para todos en los acantilados de su territorio. 

Con el tiempo las costumbres fueron cambiando y sin olvidar su pasado, se buscaron mayores y mejores cobijos para los muertos. Nos referimos a las grutas, algunas de hasta 800 m. de profundidad y de las que han llegado a detectarse hasta 200 enterramientos en solo una de ellas. No hay evidencias de una cultura anterior a los Chachapoya, lo que indica que anteriormente vivían dispersos en la selva. En los siete siglos de unión multiétnica, este pueblo dejó un importante vestigio de su paso por aquellas tierras. Pero en 1.470 los incas de Túpac Yupanqui conquistaron este antiguo reino. La mayor parte de los hombres murieron pero otros juraron lealtad y fueron indultados. Muchas de sus mujeres, las más blancas y hermosas, fueron llevadas a Cusco para servir como concubinas de los nobles. Así acabó la historia de este pueblo.

RAFAEL FABREGAT

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