4 de enero de 2014

1223- EL TESORO DE LOS INCAS.

Este tesoro sin parangón es originario de la cordillera de los Andes, pero no se trata de oro ni diamantes. Es más, ni siquiera es un mineral. El tesoro, 
descubierto en Bolivia y Perú, es la Quinua y como es habitual en estos tiempos que corren, los chinos se han apresurado a hacerse con su producción. ¿Qué no podrán hacer los chinos, casi 3.000 millones de ojos, atentos últimamente a todo lo que se mueve en el mundo?. Tardaron en despertar pero, al final, tendremos que pensar que dormiditos estaban más guapos... ¡que tampoco!. Bueno amigos, pues eso. El mayor tesoro que los Incas dejaron a los pueblos de Bolivia y Perú fue la Quinua, un basto cereal que hasta hace bien poco constituía el alimento básico de los pobres campesinos del altiplano andino y que hacía arrugar los morritos de los niños cuando su madre anunciaba que la comida estaba lista.

Por lo visto de sabor no es gran cosa, pero sí lo son sus cualidades. El recién finalizado 2013 ha sido año internacional de este alimento. Sus bondades fueron reconocidas por la NASA, hasta el punto de incluirla en la dieta de los astronautas. ¿Extraño?. Pues no amigos. Poco a poco iremos dándonos cuenta que lo mejor para el ser humano no son  los perritos calientes y las hamburguesas, sino el arroz hervido y las patatas asadas al amor de la lumbre. Ya sabemos que hay auténticas marranadas altamente satisfactorias para el paladar, pero no para nuestro organismo. Nuestro cuerpo no se inventó para tragar semejantes inmundicias, sino alimentos más sanos y naturales... Unas patatas asadas y un trozo de carne o pescado, acompañado de unas frutas, son el mejor manjar para el cuerpo y para el alma. Nada de fusiones y cocciones con hidrógeno...

¡A la mierda...!, que decía Cela. Perdón pero es que, cuando te pones a pensar en estas cosas, hay que ver a donde estamos llegando con tanta tontería. Porque es que hay cada elemento que... jamás hartos de comer patatas hervidas y ahora consideran una bajeza ir a comer a un restaurante de carretera o de polígono industrial. ¿Qué pasa en esos restaurantes, que no suceda también en los de más altos vuelos?. ¿Acaso en éstos, si les cae al suelo una lubina, la tiran al basurero sin más?. Pues no. Tanto en uno como en otro, la recogen, la pasan por el chorro del fregadero y a la sartén. ¿O no?. Pues entonces... Hombre yo, a la gente rica de toda la vida, entiendo que les dé un poco de yuyu el entrar en determinados establecimientos más propios de la "plebe" pero ¿como es posible que ese mismo yuyu lo tenga la propia plebe?. ¡Que frágil es la memoria...! 

Pues nada, lo dicho. Gracias a sus indiscutibles propiedades, pero también al interés de la NASA y muy especialmente al de los chinos, la Quinua pasa de ser alimento para perros a ser un codiciado cereal buscado por las élites y por las famosas "sirenas" que quieren estar perfectamente alimentadas sin que se mueva la báscula. Desde siempre conocida por los lugareños como "el oro de los incas", más que nada por su antigüedad y su color amarillo, la Quinua pasa a ser un cereal codiciado por las potencias mundiales, viendo multiplicar su precio tres o cuatro veces. Los propios agricultores que lo producen y lo han comido durante siglos, apenas si pueden consumirlo pues les está a cuenta venderlo y alimentarse con otros productos más sabrosos y menos valorados. Así es la vida. Los chinos les llevan arroz y, camino de vuelta, se llevan la nutritiva Quinua y sus siete aminoácidos.

Prácticamente es el único vegetal que incluye todos los aminoácidos esenciales, siendo por tanto "oro puro" para las dietas vegetarianas, deportistas de alto nivel y enfermos de mil dolencias diferentes. Su proporción nutricional es tan perfecta que aporta al organismo la fibra y proteínas necesarias con la natural saciedad, al mismo tiempo que disminuye la grasa y el colesterol. ¿Una bicoca?. Pues sí una bicoca que, ahora que ha llegado a conocimiento del mundo, más de cuatro intentan controlar para enriquecerse con ella. Antiinflamatorio, cicatrizante, demulcente, antigastrítico y hasta para la gonorrea y la tuberculosis, está claro que la Quinua es la planta del futuro. Hasta hace bien poco esta planta solo se cultivaba en los citados altiplanos andinos, a casi 4000 metros de altitud, para saciar el hambre de aquellas gentes pero... ya se encargará quien sea de aclimatarla a puntos más bajos. ¡Si hay dinero a ganar...!

Cuando eso suceda, bajará su precio y peruanos y bolivianos volverán a comerla por ser el alimento básico de la gente pobre de aquellas elevadas tierras. Para entonces más de cuatro se habrán enriquecido gracias al "tesoro de los Incas" y todo volverá a la normalidad. La Quinua fue protagonista en el festival gastronómico del pasado año 2013 celebrado en China, aportada por la embajada de Perú. Durante dicho evento, los chefs peruanos mostraron al pueblo chino las mil y una maneras de preparar este grano a fin de llegar al paladar del gigante asiático pero al pueblo chino le cuesta olvidar sus costumbres. Para el chino común la Quinua es cara y no tiene "fundamento". De momento se muestra exitosa en los restaurantes gourmet vegetarianos, pero la mayor parte de la población china sigue demandando alimentos sabrosos y contundentes a bajo precio.

Bolivia es el primer exportador mundial de Quinua. La región más pobre del Altiplano de los andes despega económicamente gracias a esta semilla milagrosa, desconocida en otras partes del mundo hasta ahora. Como pueden suponer, la planta es fuerte y correosa. Resiste temperaturas de hasta -10ºC y vive perfectamente en tierras extremadamente pobres sin apenas agua. ¿Qué cabe esperar de tales estrecheces?. Pues eso, una semilla fuerte, resinosa, con una gran concentración de todas sus propiedades. Tal es su concentración que resulta altamente tóxica si no se quita la cáscara y se lava concienzudamente. Allí se conoce también como "comida de indios" pues es de consumo ancestral por los indígenas. Pronto se sembrará en el mundo entero, disminuirán sus propiedades y aumentarán sus depredadores. En este mundo, todo es natural y prodigioso hasta que llega la civilización y lo corrompe... 

RAFAEL FABREGAT 

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