16 de abril de 2014

1338- CASTILLO O ALCÁZAR DE SEGOVIA.

Ambas denominaciones se refieren a una fortaleza de carácter defensivo, aunque los estudiosos del tema definen la palabra alcázar como una construcción que ha sido residencia oficial de los reyes del momento aunque esta afirmación no acaba de convencerme porque, si así fuera, serían muchos los alcázares y pocos los castillos que habría sobre la faz de la tierra pero... en fin, como yo solo sé que no sé nada, me limito a plasmar lo que los "eruditos" aseveran con mayor conocimiento de causa. Lo que sí está claro es que los llamados alcázares suelen ser castillos refinados, mientras que los castillos propiamente dichos son más rústicos y militares, sin ninguna comodidad. 


Pero en fin, vayamos al grano... 
El alcázar de Segovia se alza sobre un cerro, en la confluencia del río Clamores que aboca sus aguas al río Eresma. Sin embargo las escasas aguas del río Clamores no se pueden visualizar en su paso por la ciudad puesto que a principios del siglo XX este último tramo fue soterrado para propiciar el ensanche de la misma y también para evitar malos olores puesto que ya entonces era usado para recibir los desagües de la población. La espectacular fotografía aérea de la izquierda, realizada en 1901, nos muestra el alcázar de Segovia con el profundo valle del río Clamores (todavía sin soterrar) a la derecha de la foto. Desde entonces nada se sabe del río a no ser que se acceda desde los pozos que se construyeron, como medida de seguridad o limpieza, a lo largo del recorrido subterráneo.

Como coletilla al soterramiento del río Clamores señalado en el párrafo anterior, en esta espectacular fotografía del alcázar segoviano, con la ciudad al fondo, vemos que efectivamente el profundo barranco por el que discurre el río Clamores es actualmente una suave ondonada cubierta de árboles y vegetación.


Los primeros sillares del alcázar segoviano son parecidos a los empleados en el acueducto, lo que hace suponer que ya en época romana debía haber en el lugar algún tipo de fortificación. Sin embargo no eran los romanos los primeros que se asentaron en el imponente cerro, puesto que ya con anterioridad había estado allí establecido un castro celta. Es pues sobre estos antiguos restos donde se alzaría el espléndido castillo árabe-cristiano que hoy podemos contemplar tras no pocas vicisitudes y restauraciones.
Los romanos adaptaron la fortificación celta encontrada, cosa que no parece haber sucedido con los visigodos de los que apenas hay noticias al respecto. Menos aún a la llegada de los árabes puesto que entre los siglos IX y XI la fortificación estuvo prácticamente abandonada.


El primer documento que nos habla de este alcázar es de 1122, ya que el Archivo de la Diócesis de Segovia tiene su origen en la restauración habida tras la reconquista de la ciudad por parte de Alfonso VI de León a finales del siglo XI. El alcázar fue también residencia oficial de Alfonso VIII (1155-1214) durante las encarnizadas luchas contra los almorávides. En un claro estado de falta de mantenimiento en 1258, reinando Alfonso X el Sabio y estando el rey en su interior, se hundió la parte del palacio que se corresponde con la sala de armas. A raíz de tal accidente el rey tomó cartas en el asunto y mandó una profunda restauración que completarían otros monarcas hasta llegar a la figura de Felipe II que es el que le dio el acabado y aspecto actual.


Por su proximidad con las importantes zonas de caza, el alcázar de Segovia fue residencia favorita de los reyes de Castilla, empezando por el propio Alfonso X pero también por quienes le siguieron, de tal manera que se convirtió el el más suntuoso castillo-palacio del siglo XV. Finalmente desamparado, el castillo fue aprovechado como prisión hasta 1762 cuando el rey Carlos III fundó el Real Colegio de Artillería y cedió el alcázar como sede del mismo. En 1862, exactamente un siglo después, un pavoroso incendio destruyó la techumbre del castillo que pudo reconstruirse fielmente gracias a unos grabados de 1844. 


El alcázar es de planta totalmente irregular pues se adapta a las dimensiones del cerro que lo sustenta. En el exterior tiene un patio herreriano, el foso con puente levadizo y la Torre del Homenaje. El interior da cobijo a una bonita capilla, a varias dependencias nobles como el Salón del Trono, de los Reyes, etc. La Torre del Homenaje fue levantada por el rey Juan II, es cuadrada y con cuatro torreones en sus ángulos. Tiene ventanales geminados y una amplia estancia con cubierta de cañón apuntado que sirvió de sala de armas. En el interior del castillo todas las estancias fueron decoradas con gran lujo por artistas mudéjares de la época. 


Las diferentes salas del palacio-castillo muestran el paso de los diferentes monarcas por el alcázar segoviano. La sala del Palacio Viejo a cargo de Alfonso VIII; la de la Chimenea en tiempos de Felipe II; la del Trono con el blasón de los Reyes Católicos; la de la Galera de Catalina de Lancáster y Juan II, etc. La Casa de Trastámara albergó en este edificio la Armería y sirvió como precedente a las colecciones de la Real Armería de Madrid. Actualmente alberga el Museo de Armas y el Archivo General Militar, el archivo histórico más antiguo de las Fuerzas Armadas Españolas. 

RAFAEL FABREGAT

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