5 de junio de 2014

1402- LA HISTORIA SE REPITE.

Artur Mas se constituye en heredero de Guifredo el Velloso y, al igual que hizo aquel, pretende apropiarse la heredad de su señor. Gifredo robó las tierras Carolingias que tenía bajo su custodia y se las quedó para sí, cediéndolas posteriormente a sus hijos. Exactamente lo mismo que ahora pretende hacer Mas con la autonomía de Cataluña. Presionado por otros partidos que están escalando poder y no queriendo perder protagonismo, pretende independizarla y apartarla del resto del territorio español, alegando razones que no entiende como justas pero que convienen a sus intereses. Qué lástima que los tiempos sean otros y no pueda cederlas a sus hijos y herederos, como hizo el sinvergüenza de Guifré que, además de velloso, se ve que era largo, ¡muy largo! y no precisamente de miras.


"La Constitución no conoce otra nación más que la española" y eso mismo se deriva del Estatuto de Autonómía de Cataluña, aprobado en 2006. El capítulo II regula la figura del Presidente de la Generalitat, nombrado por el rey y cuya misión es dirigir la acción del Gobierno de la Nación, cumpliendo y haciendo cumplir las leyes derivadas de la Constitución Española de 1978 (consensuada por todos los partidos políticos y ratificada mediante referéndum nacional) dentro de la autonomía que preside. Hago incapìé en su nombramiento real, puesto que el perro se ha vuelto contra el amo que le dio cargo y sustento y muerde, faltando a citas tan importantes como el Día de la Constitución y de la Hispanidad.

Claro que eso tiene escasa importancia comparado con sus pretensiones de, ajeno a la opinión del resto de españoles, llevar a cabo un referéndum independentista en la autonomía que preside por nombramiento real. La Historia se repite y al igual que hiciera su antecesor "Guifré el Pilós", lo de "conde" ya le parece poco y ahora quiere ser dueño y señor de las tierras cedidas por el Rey de España para su custodia. Algunas ratas desagradecidas llegan a morder la mano que las sustenta. Olvidan cual es su papel y sus obligaciones hasta tal punto que, llegado el momento de renovarse la jefatura del estado por abdicación de rey hacia su hijo Felipe VI, alega compromisos anteriores e ineludibles para faltar a su proclamación. 


Tiene suerte el susodicho de que vivimos en un país occidental y democrático. En otros lugares del mundo no se hubiera atrevido a tales despropósitos y cuando "el de Sant Vicenç" le hizo tal propuesta para garantizarle la estabilidad en su legislatura, lo hubiera enviado a hacer gárgaras. Pero en este momento de la Historia de este país, parece que todo está permitido. Incluso quemar Barcelona por querer recuperar para el pueblo los edificios que son del pueblo y que nada les pase a los incendiarios. Hasta es posible decir la verdad, como yo hago aquí y ahora, sin que a las pocas horas tenga en mi puerta a los Mossos d'Escuadra. 


Entre otras cosas porque no vivo en Cataluña o porque no tienen coche para venir. He dicho varias veces que yo ni soy monárquico ni dejo de serlo. Tengo claro desde que nací que nadie va a llenar mi despensa. Por lo tanto me importa un pito que haya monarquía o república y otro pito que gane las elecciones un partido u otro. A nadie debo nada y nadie va a llenar mi plato y el de los míos. Pero hay cosas que claman al cielo y revuelven las tripas de la gente que, como yo, solo busca paz y trabajo. Lo único que tengo claro en la vida es que hay muchos golfos, holgazanes y aprovechados que viven del cuento y dedican toda su vida a medrar con el mínimo esfuerzo posible y está claro que mientras eso no se corrija no hay futuro, ni para España ni para el mundo.

RAFAEL FABREGAT

NOTA.- Comprendo a los auténticos catalanes que, ante las estrecheces provocadas por esta larga y profunda crisis, o porque realmente se sienten ajenos a la unión con el resto de los españoles, buscan en ese independentismo una solución para sus problemas o ideas. Sin embargo, a mi modo de entender, los políticos tienen otras metas y diferentes necesidades, bastante menos sanas que las de la gente de a pié. Un saludo y "Visca Catalunya". 

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