2 de mayo de 2015

1741- COSAS DE PUEBLO.

El buen humor de algunos pueblerinos versiona hechos macabros como si de relatos de comedia se tratara. Y es que las tragicomedias son, como todo en la vida, cosas que pasaban en otros tiempos y que también ahora suceden, pero de otra forma más natural. Antes todo era más trágico, cosas serias y reales que desde luego no tienen desperdicio, pero contadas de forma coloquial a modo de leyenda y no sin falta de humor. 
Ahí va una de ellas, contada por la tía Paca la del Eustaquio, con más de noventa años, de un pueblo castellano cuyo nombre vamos a omitir y con barba y bigote como sargento de la Legión mellinense.
- ¿Y tú porque "quiés" saber lo que pasaba en otros tiempos? -me pregunta.
- Mujer, pues "pa" contarlo a quienes quieran saberlo -le respondo.
- Venga, pues. Te contaré lo que pasó un día después de la guerra, ya va por setenta años...


"Estando con mis hermanos en la era, en la que teníamos unas matas de judías a secar al sol, vimos una humareda grande que salía del pueblo.
- ¿Qué pasará? -nos dijimos.
Así que mi hermano dijo que marchaba al pueblo a ver qué sucedía y "na" más llegar apenas si pudo entrar del alboroto que había. Resultó que se estaba quemando el horno del pueblo. Lo llevaba un hornero que le llamaban Manolo. Robaba a las mujeres y era muy mal "hablao" pues se cagaba con la Virgen y murió "quemao" en el incendio del horno. El hornero robaba a las mujeres parte de los "tendíos", o sea, de las mantas en las que se envolvía el pan.
- ¿Sabes tú qué son los tendíos? -me pregunta la tía Paca.
- No señora, no. ¡Yo qué voy a saber! -le respondo.
Pues eso. Que el pan, antes de cocerlo, se envolvía en un paño grueso de lino y una manta de lana por encima "pa" que "subiera" y a ese paño se le llamaba el "tendío". 

Pues resulta que el hornero robaba algunas hogazas y otras cosas del pueblo y las guardaba en la parte de arriba del horno y al ir a recogerlas se quemó y el fuego prendió una parte del horno y por eso la humareda.
- ¡Vaya miedo que pasamos aquella noche!. Y es que resulta que el hornero era primo "apartao" de mis padres y se fueron a rezar ellos por el difunto a la Virgen y las hermanas nos fuimos a dormir juntas en la misma cama, pues mis dos hermanos mayores también marcharon a velar al muerto porque, hasta el día siguiente cuando llegara el juez, no podían levantarle de donde estaba "quemao". Total, que las hermanas dormimos solas en la casa, "apretás" unas con otras.
- ¡Qué miedo pasamos!.Y mientras tanto mis hermanos allí en el horno, los dos "junticos", con el hornero "quemao"...


- ¡Oiga!, ¿y eso que cuentan de las abejas? -le pregunto.
- ¿Lo de las abejas?.¿Qué abejas...? ¡Ah, sí!. Pues resulta que la Juana era querida del hornero y un día que estaba en el campo vio una colmena que estaba caída y fue a "levantala" porque era del hornero... ¿Sabes?. 
Pues por eso fue a "levantala", porque era del querido. Pero se conoce que al "levantala" salieron las abejas de la colmena y se le metieron dentro de las sayas y a resultas de que no llevaba bragas, porque en aquel tiempo no se llevaban, en el "analisi" que la hicieron resultó que la habían picado más de dos mil abejas...
- ¿Y no se murió? -le pregunto preocupado.
- Duró dos años, pero hay que ver lo que sufrió la "pobrecica", que de vez en cuando se le hinchaban las partes y las piernas, que le relucía la piel como si fuera un espejo. En aquellos tiempos a saber qué remedio le darían, pero el caso es que de vez en cuando se ponía muy mala y al final se murió. 

- Vaya, vaya... ¡Qué mala suerte el hornero! -le digo por decir algo.
- ¡Coño, la mala suerte "pa" la Juana, que era la que tenía el problema!. Se murió poco tiempo después que a él le pasara lo de quemarse vivo. 
Y la tía Paca queda reflexionando, con la mirada perdida...
- Sufrieron mucho los hijos y la Antonia, la mujer del hornero, que el Manolo los tenía "abandonaos" a "tos" por la querida. La mujer murió antes de que a la querida le picaran las abejas y de que él se quemara... Claro que los hijos de la Juana también sufrieron, los pobres...
- El hijo de la querida les decía a "tos"... ¡A mí no me sabe mal que el tío Manolo venga a nuestra casa, lo que me sabe mal es que se acueste con mi madre!.
- ¡Ay Señor, cuanto cuesta morirse...! -concluye la tía Paca suspirando.

RAFAEL FABREGAT

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