10 de mayo de 2015

1752- ALGO ESTÁ CAMBIANDO.

Hoy es el último día de las Fiestas Patronales de Cabanes (Castellón). Aquí, en el Levante español, no hay fiesta sin toros. Entiéndase lo de "toros" por lo que en el argot legislativo se llama "exhibición de vaquillas" en el coso taurino o por las calles de la localidad. Esa exhibición es hoy en el citado "coso", que no es otra cosa que la plaza principal del pueblo, rodeada por un número indeterminado de barreras metálicas, propiedad particular de peñas o pandillas de vecinos de todas las edades que, la mayoría sin afición alguna, vamos a ver como los jóvenes burlan a los astados recortando sus continuos embistes. ¿Qué mérito tiene eso?. Pues ninguno. Pero es lo que nos encontramos al nacer en esta maravillosa tierra y ahí acudimos todos, como tontos, porque es ahí donde acuden los demás.


¿Donde va Vicente?. ¿Pues donde tiene que ir...? ¡Donde va la gente!. En otras partes del mundo hacen otras cosas y, como aquí, a unos les gusta mucho y a otros no tanto, pero todos acuden porque es lo que hay. Lo que siempre reúne al personal es que, esta clase de cosas, siempre suele acabar con una buena comida, merienda o cena y hasta incluso con fiesta y verbena. ¿Y qué sería la vida de los pueblos sin este tipo de cosas?. Todo gira alrededor de la fiesta y la comida. También de la bebida, por supuesto. Cuando eres joven todo parece poco y la Fiesta se nos antoja excesivamente corta pero, cuando llegas a cierta edad, las fiestas ya nos parecen largas. Especialmente porque, al menos en el comer y en el beber (lo único que nos queda) queremos seguir a los jóvenes y tampoco en ese campo podemos ganarles.


El final siempre va acompañado de alguna pastilla de "ALMAX" cuando no de alguna cápsula de "OMEPRAZOL", porque el Almax ya resulta insuficiente. ¿Falta de juicio?. Pues quizás sí pero, nos queda ya tan poco camino por recorrer, que queremos aprovecharlo al máximo. Ya os habréis dado cuenta que el título de este post nada tiene que ver con lo que estoy escribiendo y es que los viejos nos vamos por "los Cerros de Úbeda", perdiendo el norte, o el trazado inicial de lo que pretendíamos escribir. Lo de que "algo está cambiando" venía a cuento de que no es propio ni normal en estas fechas que aquellos (desgraciados) que nos ha tocado (por sorteo) colocar nuestra barrera (aquí llamada cadafal) en la parte donde pega el sol toda la tarde, difícilmente podemos ir a ver los toros...


El motivo, claro está, son las altísimas temperaturas que estamos disfrutando/padeciendo este año en estas benditas tierras a orillas del Mediterráneo. Unos 35ºC que al sol se convierten en 50ºC. ¿Cómo ver los toros sin "achicharrase vivos"?. Pues eso, eso es lo que hay a 10 de Mayo del año (del Señor) de 2015. La solución, naturalmente, está en quedarte abajo donse se quedan aquellos que torean a esas vaquillas y que huyendo de sus embestidas se meten entre las barras de hierro a toda velocidad, con grandes posibilidades de llevarte por delante. También puede quedarse uno en su casa, viendo la tele en su mullido sofá y con el aire acondicionado puesto, pero no puedes evitar el oír los cohetes que abren y cierran la puerta de los toriles, preguntándote qué estará pasando en la plaza.


Total, que hay que ir, aún con el peligro de asarte vivo. Porque allí hay dos espectáculos en uno: los toros y el personal. Que si mira éste, que si mira aquella, que si este con aquella... Y, claro, si no lo ves... ¿De qué vas a hablar después con los amigos a la hora de la merienda?. Porque luego hay merienda, claro que sí. Y unos hablamos de los otros y los otros de unos. De los rotos y de las componendas, como tiene que ser en todo pueblo que se precie. ¿Que en las capitales eso no pasa?. ¡Pues no saben lo que se pierden!. Los toros, los toros... pero, ¿alguien va a los toros para ver a los toros?. ¡Pues claro que no...! Las mujeres ya se sabe: Mira como está ese... Mira cómo va vestida aquella... Y los hombres lo mismo: ¡cojones como está esa chiquilla... ¿Y aquella de allá?. 


Y mientras tanto el sol abrasando... Las mujeres se sacan el abanico o la sombrilla pero, ¿qué podemos hacer los hombres?.
- Mari, Pepi... Volvemos en un momento, que vamos a un recado. Y Antonio y Paco marchan al bar más cercano a meterse una cerveza entre pecho y espalda, mientras siguen disfrutando de las "vistas" y de la mejor temperatura. Porque a los hombres... del calor solo nos gusta la ropa que llevan las chavalas. Los cotilleos tampoco. ¿Qué sería del verano sin una cerveza fresquita y mejor con tapa?. El vestido tampoco es lo que más nos gusta de las mujeres. ¿Qué le vamos a hacer?. El hombre es más práctico, más cavernario. De todas maneras. ser más rudo no quiere decir menos cariñoso. Es que con tanto calor... Desde luego, ¡algo está cambiando!.

RAFAEL FABREGAT

No hay comentarios:

Publicar un comentario