17 de mayo de 2015

1760- EL SEXO DE SATANÁS.

Naturalmente Satanás no existe, como tampoco existe el Diablo o Lucifer. Está claro eso sí que, en el caso de existir, sin duda debe ser macho. ¿Por qué?. ¡Hombre!, pues tiene que serlo porque en todas las fábulas escritas por los hombres, el protagonista siempre es otro hombre. Claro que, con esto de la modernidad, las cosas están cambiando y ya casi hay más escritoras que escritores. Sin embargo, hasta hace muy poco las batallas siempre las habían ganado los hombres. Sin duda era porque las mujeres no iban a la guerra. Tampoco se sabe por qué, porque a la hora de hacer cualquier cosa, ellas todo lo hacen mejor que nosotros. Debe ser porque el leño que cogían los hombres a la hora de dar leñazos era más grande. En fin, son muchas las preguntas para las que no tenemos explicación, pero ahí están desde el comienzo de los tiempos, esperando que alguien las responda.


Al Diablo se lo llama de muchas maneras pero, sea cual sea el nombre empleado, siempre se le llama en masculino, lo cual no es precisamente un acierto. La mujeres, como verdaderas "diablesas" que son, siempre están aprovechándose de nuestra incapacidad de resistencia a su belleza. ¡Y más que lo harían, si quisiesen!. Si lo pusiéramos a votación sin duda ganarían los que apoyarían que en adelante se designase a Satanás como un ser femenino, al que también se le podría cambiar el nombre a voluntad. Para que nos hagamos una día diré a modo de ejemplo una frase mil veces repetida en la que la palabra "Diablo" ha sido sustituido por el de Lupita. 
- Tengo a Lupita todo el día tentándome y... ¡y soy incapaz de resistir un segundo más!.
¿A que queda mucho mejor?.

De todas formas, aunque las féminas suelen ser mil veces más inteligentes que los hombres, tienen un grave defecto muy arraigado: ¡su amor al dinero!. No quiere esto decir que entre los hombres no los haya interesados, que también, pero este defecto está más acentuado en las mujeres. Pocos hombres (que los hay) se casan con un adefesio porque tenga dinero, menos aún si el adefesio es gorda y vieja. Sin embargo son un ejército las mujeres que, cuando se les pone a tiro un millonario, se les mete una legaña en los ojos, que no les deja ver absolutamente nada. Ni la fealdad (si la hay), ni los años que doblan su edad, ni el barrigón cervecero que suelen tener ellos. Si lo que tiene que funcionar, no funciona, tampoco les importa. Se ve que esta enfermedad también influye en el tacto. Y lo más triste es que no tiene cura. Una verdadera pena...


En fin. Que por mucho que indaguemos en la Historia y especialmente en los viejos legajos, escritos por gente que cría malvas desde miles de años atrás y reescritos por cuatro listos que nos toman por tontos, nos quedaremos sin saber cual es el sexo de Satanás. De todas formas, como ya he dicho anteriormente ellas son verdaderamente diabólicas así que, si hay Demonio, por fuerza tiene que ser mujer. Los hombres... ¡somos demasiado tontos para ejercer como tales!. Hay alguno que, viendo su incapacidad ante la fémina de turno, se hace el machito pero... ¡Bah!, nada de nada. Cuando vemos a un bombón, se nos cae la baba, perdemos el escaso cerebro que nos fue legado por nuestros antepasados y todo lo que hay que perder. Algunos pierden tanto, tanto, tanto, que se quedan sin nada... 

RAFAEL FABREGAT

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