6 de julio de 2015

1817- LOS GRIEGOS Y LOS DEMÁS.

Según palabras del gran escritor Eduardo Mendoza, desde que murió Aristóteles los griegos no han dado palo al agua. Exceptuando a cuatro ricos de cuna y a diecinueve listos que han sabido exprimir el jugo del turismo del lujo y la bacanal, los setenta y siete restantes tienen la ¿suerte? de conformarse con la misma clase de vida que ya tenían sus tatarabuelos y por lo tanto aguantan perfectamente con ayudas sociales de poco más de 300€ al mes, cuatro tomates, dos patatas y alguna chapuza que hacen a domicilio y sin factura. Yo no lo critico, allá cada cual, pero con esa forma de pensar mejor harían saliendo de Europa y del Euro y no tener (los demás) que mantenerles como si carecieran de piernas y brazos, porque manda huevos la cosa... (con perdón).

Ya sabemos que España también ha necesitado rescate bancario, pero no porque la gente se quedase con los brazos cruzados, sino porque entre los banqueros, constructoras e inmobiliarias, todos golfos de solemnidad, repartiendo hipotecas entre el personal a intereses de risa y plazos de hasta cuarenta años, se llevaron el dinero de todos a paraísos fiscales hipotecando la vida de todos durante vidas. Con tantas facilidades, ¿qué había de hacer la gente, más que comprar lo que no podía pagar?. Pues algo parecido le ha pasado a Grecia, que sin tener un céntimo y sin trabajar para conseguirlo, les han prestado un dinero que no pueden devolver. ¿Cual es la solución?. Pues muy fácil, darles más dinero para que puedan pagar los plazos y alargar la agonía hasta la eternidad.

El resultado del referéndum griego, sobre aceptar o no las condiciones de los acreedores europeos, ya lo han visto: ¡NO!. Naturalmente no quieren apretarse el cinturón para pagar lo que deben. ¿Para qué?. Ni te lo niego ni te lo pago y el que esté tonto que empuje la noria. Los que ya tenemos una edad, nos creemos muchas veces haberlo visto todo pero ¡bah...! En este mundo y por muchos años que vivieras, nunca se acaba de aprender. El motivo es que el mundo es cambiante y lo que es bueno para hoy, no vale para mañana. Ante determinadas cosas la gente de antes tenía miedo y vergüenza pero, con la modernidad, todo eso se ha perdido. 

En los países democráticos ya no se habla de obligaciones, sino de derechos. En Grecia, en España y en muchos otros. Las obligaciones, para los demás.
El primer derecho es el de la vivienda, el segundo el de la sanidad y el tercero el de la educación. Damos por sentado que también lo es y muy principal, el alimento. 
Ya lo dijo Dios: "Darás pan al hambriento y agua al sediento", pero mejor que sea una mariscada con abundante cerveza fresquita... ¡y de trabajar, nada de nada!. 
A pesar del tiempo de crisis que estamos atravesando en España, si necesitas mano de obra lo tienes difícil. 
La primera pregunta que te harán es de qué tipo de trabajo se trata y la segunda el jornal que vas a pagar
Para encontrar gente, ambas respuestas tienen que ser altamente positivas, de lo contrario no hay nada que hacer. Si el trabajo es duro no lo quieren a ningún precio, pero esa solo es la primera parte del problema... Si el trabajo les gusta, el jornal ha de ser sustancioso porque si es normalito tampoco interesa. 

La gente sin trabajo ni subsidio de paro, cobra 426 euros el hombre y otros tantos la mujer. Además reciben un tanto por hijo, comida de Caritas y de la Cruz Roja, escuela y comedor gratis para los hijos, atención sanitaria para todos y ayuda para el alquiler de la vivienda. Para que trabajen tiene que ser en B (sin contrato) o cobrando 1500 euros como mínimo. Menos de eso no les interesa, porque trabajar hace perder las ayudas...(!) Total, que no hay forma de encontrar mano de obra y las terrazas de los bares están todas las horas del día a llenas rebosar. En Grecia, en España y en cualquier parte del mundo democrático que algunos tenemos la suerte de disfrutar.

Antes eran cuatro listos pero, en los países llamados del "primer mundo", el asunto se está generalizando a marchas forzadas. Nadie quiere trabajar. ¿Para qué?. Si trabajas ganas OCHO y si no trabajas te pagan CINCO. ¿Vale la pena trabajar por TRES?. La gente de apenas dos décadas atrás se mataba a trabajar, por tres o por dos, con tal de hacerse una casa, criar unos hijos y hasta incluso darles los estudios que tú no habías podido tener, pero todo eso ha pasado a la historia.  La gente ha espabilado y se ha dado cuenta de que la vida es tan corta y difícil que nada merece la pena. El mundo al revés, los ricos trabajando y los pobres en el bar... Los griegos, como los pajaritos, con llenar el estómago cada día tienen bastante, pero alguien tendrá que sembrar el trigo para que todos comamos pan. Vamos, digo yo...!

RAFAEL FABREGAT

No hay comentarios:

Publicar un comentario