7 de septiembre de 2015

1877- EL PUERTO DE AKKO.

Es mucha la historia que ha visto la luz de la mano de la moderna arqueología. Sí, nos lo habían contado a través de La Biblia, pero no estaba comprobado. Actualmente, después de pasados dos o tres mil años de aquellos acontecimientos, la arqueología descubre que algunos de aquellos lugares existieron. Seguramente los relatos de lo que allí ocurriera se han magnificado a favor o en contra, pero al menos tenemos la satisfacción de comprobar que realmente las ciudades o los lugares de los que se habla están allí, viendo pasar el tiempo. Esta entrada al blog la ocupa el puerto y la ciudad de Akko, toda una ciudad (hoy subterránea) cuyas construcciones más importantes provienen de la época de Las Cruzadas en los siglos XII y XIII cuando su nombre era San Juan de Acre


No obstante esta ciudad, hoy en territorio de Israel, es una de las más antiguas del mundo. Se cree fundada hacia el año 1500 a.C. con el nombre de Aco, aunque nada sabemos de su historia hasta el año 700 a.C. cuando cayó en manos de los asirios. Un grupo de arqueólogos descubrieron antiguas calles y pasadizos de la época otomana y templaria, hoy bajo el subsuelo de la moderna ciudad de Akko. Estos descubrimientos han puesto de relieve que esta ciudad costera mediterránea, fue el puerto más importante de Israel, en los siglos anteriores al nacimiento de Cristo. Sin embargo, al realizarse estas excavaciones bajo una ciudad totalmente viva y en auge, los trabajos son muchos y complicados. Máxime teniendo en cuenta que bajo esta época otomano-cristiana está la ciudad bíblica de Aco.


La antigua ciudad asiria fue conquistada por Alejandro Magno el año 332 a.C., pasando posteriormente a manos de Ptolomeo II. A partir de ese momento se llamaría Tolemaida y tomaría la importancia de ser la puerta de entrada y salida para todos los productos de Galilea y Damasco. Según los "Hechos de los Apóstoles" (21:7) Pablo de Tarso se detuvo en esta ciudad camino de Jerusalén, a su regreso de su tercer viaje apostólico. Al dividirse el Imperio Romano, ante la crisis del siglo III d.C., Acre quedó integrada en el Imperio de Oriente, en lo que posteriormente se llamaría el Imperio Bizantino. El año 638 sería anexionada al Imperio musulmán y con los árabes recuperó el antiguo nombre de Aco. Cambian las gentes, pero la historia permanece.

El año 1104 Las Cruzadas de Balduino I de Jerusalén conquistaron la ciudad de Aco pero ocho décadas después, en 1187, el sultán de Egipto y Siria (Saladino I) la reconquistó por un tiempo muy limitado. En 1191 Aco volvería a manos cristianas de la Tercera Cruzada y recibió el nombre de San Juan de Acre. Durante casi dos años, los que duró la campaña contra los sarracenos, el rey inglés Ricardo Corazón de León y su esposa la reina Berenguela de Navarra vivieron en Acre. El resultado de la campaña no fue todo lo exitosa que se pretendía y, al final de la misma, Acre era la única posesión de los cristianos en Tierra Santa. Es más, a finales de aquel mismo año 1191 la ciudad fue asediada por el sultán mameluco Al-Ashraf Khalil y los cristianos tuvieron que rendirse.


La ciudad y su región, enclavadas en tierras convulsas, nunca disfrutaron de una paz duradera. La más larga quizás fue la de los mamelucos, pero en 1517 la conquistaron los otomanos y en 1799 los franceses de Napoleón sitian la ciudad aunque sin resultado positivo, puesto que los británicos ayudan eficazmente a los otomanos. Finalmente tras la Primera Guerra Mundial (1918) es desmembrado el Imperio Turco y los ingleses toman el control de Acre. Toda la región queda bajo mandato británico hasta que, finalmente y tras la Segunda Guerra Mundial (1948), se produce la independencia de Israel a la que Acre queda incorporada. La guerra hace que la ciudad pierda el 75% de su población árabe, se establezca una mayoría judía y cambie su nombre por el hebreo Akko. Hoy es importante ciudad israelita.

RAFAEL FABREGAT

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