6 de octubre de 2015

1907- AL CALOR DE LAPONIA.

Bueno, lo de que pasan calor es un decir. En realidad en el mejor de los casos están a cinco grados bajo cero (-5ºC) pero, para ellos, esto es un calor que los tiene altamente preocupados. (?) Los tiene preocupados porque, como todos sabemos, Laponia está al norte del norte, en un lugar donde incluso existen hoteles de hielo con habitaciones impresionantes. ¿Qué calor tiene que hacer allí?. Está claro que ninguno pero lo habitual allí son los -20ºC y no los -5ºC que tienen ahora. A este paso en pocos años ir al Polo Norte será lo mismo que ir a centro Europa. Coger una chaquetita y plantarte allí, como un destino más en el que pasar un fin de semana. Claro que, en esas circunstancias, ya sin perros ni trineos, ¿qué interés tendrá viajar al Polo Norte?. 

Nada, nada... Yo todo lo que no sea hacer un crucero en buque rompehielos no me interesa. Además, ¿dónde estarán las focas, los leones marinos, los osos polares?. No, no. Yo si no hay de todo eso, no voy. Y si hace tanto frío como ahora, tampoco. Total, que me quedo aquí, al calor del Mediterráneo. Total, allí no hay pinos, ni robles, ni hayas, ni setas y ¿qué es un mundo sin bosques ni setas?. Por fuerza tiene que ser algo frío, un sinsentido, algo que no es propio del ser humano. Claro que si en algo se distingue el ser humano del resto de animales es de su falta de sentido, de su incoherencia, de sus locuras porque, ¿qué sentido tiene que allí viva gente de forma permanente, habiendo como hay sitio de sobra en lugares cálidos y verdes?.

Allá en Laponia, igual están medio año con el sol en lo alto como seis meses sin verlo. ¿Tiene eso algo de bonito?. Los seis meses que no ves el sol te hielas y los otros seis que estás con el sol permanentemente en lo alto también. ¿Donde está la gracia?. Claro que, eso sí, normalmente hay bastante silencio. Los vehículos son escasos y las mujeres no se gritan entre sí como sucede en España.
- ¡María! ¡María!. ¿Te vienes a la compra? -grita la vecina de enfrente.
- ¡No Antonia! ¡Tengo al niño resfriado! -le responde.
- ¡Vale! ¡Nos vemos mañana! ¡Que no sea nada!
- ¡Cuando vuelvas pásate a tomar un café y hablamos!.
- ¡Vale, hasta luego!.

Claro, esas cosas no pasan en Laponia y en el Polo Norte menos todavía. Porque allí, digan lo que digan, hace frío y la gente no está para chorradas. La ventaja es que los niños de allí no se constipan cuando llega el frío porque allí, digan lo que digan, el frío no se marcha nunca. Ahora, cuando el bienestar ha llegado también a aquellas latitudes, la moda es hacer esculturas de hilo, verdaderas obras de arte, con motosierra. Una tontería, pero es lo que hay. Como se aburren, algo tienen que hacer y se les ha ocurrido lo de la escultura a base de motosierra y taladro. Hay verdaderos artistas, pero algunos hacen auténticas chapuzas que nadie sabe que representan. Todo distrae al personal. De todas formas, como ya he dicho antes, en este momento están muy preocupados debido al calor de Laponia.

Grandes migraciones de renos se desplazan hacia el norte. En Laponia apenas encuentran el necesario liquen, un alimento que solo crece en las zonas más frías y que allí empieza a escasear. Es mala señal. Los pocos hoteles de la zona son ocupados por viajeros que quieren ver justamente lo que está dejando de existir. Si el frío extremo ya no está en Laponia, poco sentido tiene hacer tan largo viaje hasta allí. Por cierto, con ese frío, ¿qué se hace de noche en Laponia?. ¡Seguramente lo mismo que de día!. Imagino que allí, sin montañas de por medio, habrá buena señal de televisión porque si no... Yo en ningún documental sobre la zona he visto que haya guarderías pero supongo que harán falta. Sobre todo en las aldeas donde no haya luz ni televisión. Digo yo...

RAFAEL FABREGAT
(Todo ha sido una broma, claro).

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