12 de diciembre de 2015

1959- LAS PENSIONES DE JUBILACIÓN.

Lo siento amigos pero aquí, como en Jamaica, cada cual se rasca donde le pica. Lo cierto es que es muy poco lo que tengo que decir al respecto de las pensiones, puesto que es predicar en el desierto y, por lo tanto, sermón perdido. Las pensiones, aunque ridículas, son importantes para quienes las cobramos y mucho más para aquellos que todavía tendrán que esperar algunos años para cobrarlas. Esos son quizás quienes lo tienen más difícil pues todos aseguran que, dentro de un tiempo, no habrá suficientes cotizantes para mantener el pago de esas pensiones a las que el trabajador sí que habrá estado cotizando durante toda su vida laboral y a las que por lo tanto tendrá tanto derecho como el que más. ¿Es posible que ese impago se produzca?. ¡Pues claro que no!.

En España el pago de las pensiones representa el 10,5% del PIB. La cifra es bastante alta, no crean. Especialmente si tenemos en cuenta que la media entre los países de OCDE es del 7,9%. En realidad somos el noveno país del mundo que más gasta en pensiones. Lo que no suelen explicarnos con tanto detalle es la forma en la que este dinero se distribuye, ya que la mayor parte de ese dinero se lo llevan entre cuatro y con el mísero resto tenemos que (sobre) vivir todos los demás. Quien esto escribe cobra 576 euros al mes. Si no tuviera casa propia apenas me llegaría para el alquiler. Sin embargo hay personas con pensiones de 2.560,88 euros. Esa es la justicia que impera en España, por lo tanto, que sean esos los que vayan a votarles...

Yo quiero tranquilizar a los jóvenes cotizantes, que dudan de la vitalidad del árbol de la Seguridad Social. Las noticias que nos llegan de vez en cuando respecto a la inseguridad en el cobro de pensiones son una mentira política, pues el dinero que riegue ese árbol no necesariamente tiene que salir al 100% de las pensiones. Tranquilos pues, cobrarán poco, pero cobrarán. ¿Por qué estoy tan seguro?. Pues muy fácil. No hacerlo sería un desastre de tal calibre que haría tambalear la silla que ocupan quienes viven del cuento de la política. Sí, sí, la de esos sinvergüenzas que juegan con nuestro dinero y con nuestras vidas, tratándonos como los auténticos imbéciles que somos. Fíjense bien que, de este tema de la inseguridad en la percepción de pensiones de jubilación, solo se habla cada vez que hay elecciones o en coyunturas económicas desfavorables, que ellos mismos provocan en connivencia con la Banca y las Aseguradoras.

Está claro que nos tratan como títeres, manejando los hilos de la economía a conveniencia. Pero ellos son humanos y por lo tanto también tienen miedo a perder sus privilegios. Tales afirmaciones de impago son un embuste. En Democracia no pueden llegar a ser reales, porque los pensionistas también votan. No se trata pues de que ellos sufran por nosotros, no. La política no es una profesión para arreglar casas ajenas, si no la suya propia. Nos exprimirán al máximo, pero no les interesa que muramos, sino que votemos. No les interesa porque se armaría una muy gorda. El problema, su problema, es que su casa se mantiene apuntalada por los débiles troncos del populacho. La suerte, su suerte, es que el populacho es tonto y no se da cuenta de su importancia, del gran peso que tiene en realidad sobre la economía del país y sobre la de los golfos que nos gobiernan.

¿Qué serían ellos sin nosotros?. Molinos sin trigo, ríos sin agua... Nosotros, amigos, somos importantes. Poco se nota, ya lo sé, pero lo somos. Sin nosotros los políticos no serían nada, excremento de vaca a un lado del camino. Faltan apenas diez días para las elecciones generales. Las caravanas de políticos ya recorren España de un lado para otro, contando mentiras, apretando manos y besando niños y abuelas. ¿A quien quieren engañar?. Pues, ¡a todo el que se tercie!. Sí, sí, pero... ¿A quien engañan en realidad?. Pues, a casi todos, pero no a todos y esa es su batalla. Normalmente el número de imbéciles ronda entre el 60 y el 80%, según el tipo de elecciones de que se trate. 
- ¿Ah, sí? -se preguntará el lector.
- Pues si, por ahí anda. Es el porcentaje de los que van a votar...

RAFAEL FABREGAT

2 comentarios:

  1. Hola Rafael,tu entrada muy interesante, me gusto sobre todo la afirmacion de que somos importantes, es una realidad que casi nadie contempla y deberiamos de tener claro. Y con la ingenuidad que tenemos algunos digo, vamos ha hacer el tonto, votemos! aunque solo sea con el objeto de que para conseguir nuestro voto suden un poco de lo que con tan poco esfuerzo s llevan.
    Saludos

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  2. Amiga Pilar. Gracias por tu comentario. ¡Pues claro que votaremos!. ¿Quien dijo que nosotros no formábamos parte de esa pandilla de imbéciles?. Pero que quede claro que no votamos por ellos ni porque creamos en sus falsas promesas. Lo hacemos para que se mantenga la Democracia y que la Dictadura no vuelva jamás. Jodidos, pero no apaleados. Un abrazo y hasta siempre.

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