21 de abril de 2016

2074- ARTE, CULTURA Y ESPECTÁCULO.

Lo siento, pero no estoy demasiado de acuerdo en que al 'mundo de la farándula' se le llame cultura y menos aún que esté apoyado económicamente con el dinero de todos. Eso sin contar con que buena parte de los actores, otra vez desde mi punto de vista, de actores no tienen nada. Me explico... Supongo que también ustedes se habrán fijado en que el 90% de los actores se contratan para determinado papel, en base a su afinidad personal con respecto al personaje al que deben interpretar. Entonces, me pregunto ¿donde está el actor?. No sé si me habré explicado bien... A ningún director se le ocurrió jamás contratar a Paco Martínez Soria para interpretar a Al Capone, ni a Rod Steigert le contrataron nunca para hacer de pueblerino paleto, recién llegado a la ciudad.

Ser actor es interpretar a determinado personaje, independientemente de cual sea el talante y carácter del actor, es más, por muy diferente que sea en la vida real. Yo no veo mérito alguno en interpretarte a ti mismo. ¿Qué sería de nuestro querido Arturo Fernández si le quitaran su papel de soltero y escrupuloso galán mujeriego?. Ese ha sido toda la vida su papel en el teatro, el cine y la televisión, porque así es él a pesar de sus 87 años cumplidos. Es lo que le va, ser un verdadero Dandy, elegante, simpático y mujeriego empedernido. Siempre con sus 'chatinas'. ¿Qué esfuerzo le supone a un actor expresarse tal como es?. Es como contratar a un bailarín o a un cantante para una película musical... ¿Donde está el mérito?. En fin, a la vista está que se trata llana y simplemente de un negocio como otro cualquiera, porque los 'Arturos' llenan, ¡vaya si llenan!.

Y quede claro que nada tengo en contra de los actores, todo lo contrario, pero a cada cual lo suyo... En todo caso, que la subvención sea proporcional a la taquilla. El mérito es meterse en una mina de carbón, sabiendo que hay un porcentaje elevado de posibilidades de pérdida temprana de tu salud, cuando no de la propia vida; marchar durante varias semanas a alta mar, capeando temporales, en un intento de pescar lo suficiente para llevar un jornal a casa que permita alimentar a tu familia; trabajar la tierra de sol a sol, a sabiendas de que una helada, un pedrisco o la simple falta de lluvia te puede dejar sin cosecha. Esas cosas son las que deberían apoyarse con dinero público y no el que un gracioso haga de gracioso y el golfo de golfo, en determinada obra de cine o TV. 

¿Cultura?. En todo caso el mérito de la cultura será para el escritor de la obra o para el guionista que ha sabido adaptar el guión a la novela de turno. Interpretarse a sí mismos, a mi modo de ver, no tiene mérito alguno. Ni aún el caso de demostrar ser actores de verdad, interpretando papeles totalmente contrarios a su forma de ser, veo que tenga nada que ver con la cultura. En todo caso será arte, pero no cultura. La cultura, repito, la tiene el autor de la obra y el guionista que ha sabido adaptarla al espectáculo. Porque eso es lo que se persigue con ello. Un espectáculo que si da buenos dividendos se repartirán entre ellos y que si tiene pérdidas pagaremos entre todos. En el caso de los cantantes sucede algo parecido... 

La cultura será en todo caso para el que ha escrito la partitura, la letra o quien ha conseguido adaptarla a cada uno de los instrumentos que intervienen. Interpretarla no es cultura, sino arte. Ruego, repito, que no vean en todo lo dicho anteriormente ninguna animadversión hacia actores, cantantes o músicos. Todo lo contrario. Poco aficionado a los deportes, nada me gusta más que la Música, el Cine y el Teatro, como antes lo fue la Revista y todo tipo de espectáculos artísticos... pero que cada cual cobre lo que se gana, sin subvenciones de ninguna índole. 
Nada menos que 100 millones de euros anuales para una industria cuya cuota de mercado no para de bajar. En la España de hoy, mientras muchos trabajamos más horas que un reloj para poder llegar a fin de mes, además de sus emolumentos profesionales el cine cobra ayudas del Estado mientras algunos actores tienen sus cuentas en 'paraísos' fiscales. Encima se quejan continuamente del IVA del espectáculo, pidiendo rebajas con la excusa de fomentar la cultura. Esa es la justicia que impera en la España del siglo XXI. ¿Cultura?. En todo caso será la cultura del pelotazo, del folleteo, de la droga, del atraco y de los golfos en general.

Por cuestiones de trabajo, quien escribe ha estado cientos de veces en Barcelona, muchas de ellas acompañado de mi mujer. Casi siempre que fuimos a esta gran ciudad celebramos nuestros éxitos profesionales con una buena cena y una noche de Teatro o de Revista en el Paralelo barcelonés, muy en boga allá en aquellas décadas. Nada que ver con lo que sucede actualmente... Los días 24 y 25 de Febrero de 1982 visitamos a nuestros clientes consiguiendo importantes pedidos que daban oxígeno a nuestro negocio y a nuestra cartera por lo que, como de costumbre, fuimos a cenar y a ver un espectáculo. 
En el teatro Talía estaba Paco Morán y Fernando Guillen, pero nos decidimos por el Apolo donde Paco Martínez Soria interpretaba la obra "Qué mala sangre tienes"Como no podía ser de otro modo nos pasamos una velada espectacular.
A la tarde siguiente, ya de regreso a casa, nos enteramos de la noticia. A las 10,45 el actor, de 79 años de edad, pidió el desayuno y dos horas después el conserje subió a su habitación, porque no respondía al teléfono y lo encontró muerto. Una angina de pecho, según el forense. Eso era trabajar y 'morir con las botas puestas'.
En la mayor parte de los espectáculos de aquellos tiempos, los actores trabajaban a 'comisión' y sin subvenciones de ningún tipo. Cobraban lo que ganaban. Las obras que no valían se retiraban y los actores que no servían se dedicaban a otra cosa. Bien diferente del momento actual en el que 'todo vale' pues lo que no se recauda por un conducto entra por 'el otro'. El que pagamos entre todos...

RAFAEL FABREGAT 

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