26 de julio de 2016

2157- LA VERDAD VERDADERA.

La Biblia y las historias que en ella se cuentan, todas de transmisión oral, son uno de los pilares básicos de la historia de la humanidad y de la procedencia de la vida. En ella se dice que, una vez restablecido el equilibrio tras el Diluvio Universal, los hijos de Noé se instalaron en la Región de Sennar, o sea, la llanura aluvial situada entre los ríos Tigris y Éufrates de la antigua Mesopotamia. Desde allí se dispersaron por el mundo los hijos de sus hijos, poblando los diferentes enclaves de la Tierra. Naturalmente son muchos los que disienten de tales afirmaciones, pues la humanidad es miles de años anterior a las fechas cuyos hechos allí se relatan. Eso sin contar que no se tiene certeza alguna de que tales hechos ocurrieran y menos aún tal como allí se cuentan. El Diluvio sería, si acaso, un hecho natural, pero no una maldición celestial. 


En aquellos tiempos de ignorancia, todos los hechos extraordinarios se tenían por señales divinas... Diluvio sí, Universal no. Desde luego no hubo escritura anterior a la civilización sumeria y, por tanto, de todo lo anterior a ella podrán contarnos cuanto estimen conveniente, pero no tenemos el por qué creer nada que no esté probado por la moderna arqueología. Actualmente se estima como más probable que, en el caso de que el citado Diluvio existiera, fue sin duda una desgracia local, quizás regional, pero en absoluto global. Ni en ese momento acabó la vida y las especies, ni tampoco renacieron gracias a la barca literaria de Noé, supuesta salvadora de un desastre que antecedió en dos o tres mil años a la Biblia. Cuentos para no dormir. Dios, si existe, no tendrá sin duda la maldad de los hombres. 


Naturalmente las gentes de la región asolada por las lluvias incesantes pensarían que se acababa el mundo, de la misma manera que tendrían claro que solo una barca gigante pudo salvar a los que se salvaron. Pero el mundo es mucho mundo y Dios es mucho Dios. Quien escribió tal aventura no era demasiado creyente, pues la salvación de las especies revela, si acaso, un fracaso de la voluntad divina. ¿Para qué si no provocaría Dios el Diluvio?. En cuanto a la expansión de los hijos de Noé, como raza primigenia para habitar el nuevo mundo... La gente de entonces no tenía medios para apartarse mucho del lugar donde nacían. Menos aún si en dicho lugar no faltaba la comida. Como siempre, solo el hambre favorece la expansión y Mesopotamia era fértil y bien regada. Mesopotamia era un buen lugar para acampar, pero no para marcharse. 


Sobre esta colina estaba la antigua Jericó, una de las primeras ciudades conocidas (8.000 a.C.) puesto que hasta entonces la gente vivía dispersa. Sin embargo consta en la Biblia que Jericó, habitada por menos de 3 mil personas, tenía imponentes murallas, barreras defensivas que dejan claro que había peligro latente de ataque de otros pueblos más o menos lejanos. Si es que las hubo, no fueron las trompetas de Josué las que derribaron las murallas de Jericó ya que, cuando los israelitas llegaron allí miles de años después, la ciudad ya estaba derruida y prácticamente deshabitada. No había nada que conquistar y menos aún que derribar. También el mundo estaba más o menos habitado de forma generalizada, como lo demuestran frecuentes hallazgos arqueológicos de humanos miles de años anteriores a las primeras escrituras.


A medida que la moderna arqueología avanza, las fechas de la expansión humana mundial se retraen. No paran de encontrarse vestigios de homínidos cada vez más antiguos, en cualquier parte del mundo. 
A la derecha tenemos los restos de una mujer que vivió hace 74.000 años en la Isla de Flores (Indonesia). 
Nadie sabe donde está el origen primigenio, ni que fechas establecer como ciertas. Es una evolución demasiado lejana en el tiempo, sin prueba alguna que avale cualquier afirmación. Hay cientos de conjeturas, pero pocas realidades. De vez en cuando un nuevo hallazgo silencia lo que hasta el día anterior fueron 'hechos probados'
Somos muchos los curiosos de la Historia, nos fascina conocer cosas nuevas, pero está demasiado repleta de contradicciones. La escritura nos revela hechos contados casi siempre de manera interesada o partidista, pero la Historia Antigua es mucho peor. 
Siempre medias verdades y leyendas que el fanatismo religioso ha querido convertir en hechos históricos.
Nadie sabe 'la verdad verdadera...'

RAFAEL FABREGAT

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