17 de agosto de 2016

2170- EL CASTILLO DE CELJE.

Estamos en Eslovenia, un país mediterráneo con brevísima pincelada costera (47 Km.) en el mar Adriático y del que se habla muy poco; bellísimo y tan próximo que resulta increíble que no sea más visitado por los viajeros españoles. Sin embargo la belleza de Eslovenia no está en un mar sin playas, sino en un interior repleto de Historia y monumentos de todo tipo. Los principales son la exhuberante naturaleza, sus grutas, palacios y castillos. Uno de estos últimos, el Castillo de Celje, es el que ocupa esta entrada en el día de hoy.


Este edificio fue el palacio fortificado de los Condes de Heunburg de Carintia, un palacio de estilo románico construido a principios del siglo XIII. El primigenio en el siglo XII tenía cuatro lados y seguramente fue incendiado durante los enfrentamientos entre los diferentes señores de la región. En el siglo XIII el castillo fue restaurado y trasladada su puerta al lado sur y reforzada la muralla con una torre que protegía el acceso al patio interior. En 1333 el castillo pasó a manos de los señores de Sanneck, posteriormente llamados los Condes de Celje. Los condes convirtieron la fortaleza en su residencia oficial, provista con todas las comodidades. Posteriormente añadieron una torre central de cuatro pisos, como era propio de los castillos de la Edad Media y una capilla dedicada a San Andrés.


En aquella época el castillo estaba dotado de gruesos muros que lo hacían impenetrale. Caso de asedio contaba con una pasadizo secreto que daba a un granero próximo. Sin embargo los Condes de Celje abandonaron pocas décadas después el castillo tras un terremoto que tuvo lugar en 1348. A partir de 1461 toda la zona quedó bajo dominio del Sacro Imperio Romano, pasando por diferentes propietarios. Bajo la protección de Maximiliano I, entonces rey de los romanos, el Castillo de Celje pasó a manos de Jakob Landau como pago de la deuda de 10.000 coronas, contraída por el rey. A Landau le siguieron otros dueños y restauradores, motivos por el cual tiene trazas románicas, góticas y renacentistas. En este punto perdió su importancia como fortaleza y dio paso a funciones administrativas y económicas.


Durante en siglo XVI y parte del XVII el Castillo de Celje fue no solo el más importante de Eslovenia, sino incluso de los Alpes Orientales. Llegó a cubrir una superficie de 5.500 m2. pero aquello duró poco. Una pintura de 1681 nos muestra ya un castillo sin techo. En 1755 lo que quedaba del castillo fue adquirido por el Conde Gaisruck que eliminó las zonas derruidas y se llevó las mejores piedras para la construcción de su mansión Novo Celje. A partir de ese momento el castillo ya no era habitable y en poco tiempo se convirtió en una absoluta ruina. Los últimos residentes lo abandonaron en 1795. En 1803 compró aquellas ruinas el agricultor Andrej Gorisek utilizándolas como cantera. En 1871 el gobernador del Ducado de Estiria compró la ruinas anexionándolas al patrimonio del ducado. 


En 1871 la Historia del Castillo de Celje empezó a cobrar importancia y el museo de la Sociedad de Amigos de Celje empezó a buscar fondos para su restauración, una lucha que todavía sigue a día de hoy, ya en el siglo XXI. Durante la existencia del Reino de Yugoeslavia, sus mandatarios dejaron el castillo en manos de las autoridades locales que no cesaron en sus trabajos de restauración. Algunas grandes piedras hubieron de ser sustituidas por bloques de hormigón. Frente a la entrada del castillo una gran explanada fue aprovechada para estacionamiento de los muchos visitantes. La Oficina de Turismo de Celje organiza al final del verano de cada año un evento titulado "Bajo las estrellas de Celje", que cuenta con representaciones de la vida en la Edad Media.

RAFAEL FABREGAT

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