15 de septiembre de 2016

2194- LA EDAD 'OSCURA' DE EGIPTO.

Se diga lo que se diga, en pleno siglo XXI seguimos inmersos en el tema del racismo, no ya por parte de los europeos, sino incluso de los propios africanos (en este caso egipcios) que pocos genes deben tener de los 'hombres azules' del norte de Europa. 
A las gentes de la cornisa norteafricana no les gustan los negros y concretamente en Egipto se avergüenzan de que esta raza formara parte de su lista de faraones. Pero así son las cosas de la Historia.
Para los antiguos faraones egipcios siempre tuvo interés dirigir los destinos de Nubia, una región situada al sur de Egipto y al norte de Sudán. En realidad era un importante reino independiente que ocupaba las tierras ubicadas entre la primera y sexta catarata del Nilo, al sur de Asuán. Sus gentes manejaban de forma extraordinaria el arco y las flechas y no gustaban de ser subyugados. Era el Reino de Kush, que limitaba al norte con la provincia egipcia 'Ta Seti' o Tierra del Arco.
El país se dividía en dos grandes territorios: Wawat al norte, hasta la segunda catarata y
Kush al sur, entre la segunda catarata y la confluencia del Nilo Blanco y el Azul.
El país era rico en recursos naturales y muy especialmente en oro, motivo por el cual siempre estuvo en el punto de mira de Egipto.
Ya en tiempos de Narmer (3150 a.C.), primer faraón del Antiguo Egipto, se llevaron a cabo campañas contra los nubios pero no sería hasta el Imperio Medio cuando el faraón Sesostris I (1971-1928 a.C.) pudo conquistar este país, aunque solo temporalmente. Tutmosis I (1506-1494 a.C.) consiguió finalmente anexionarse el Reino de Kush ocupando hasta la quinta catarata e integrando Nubia a la cultura egipcia. En tiempos de Ramsés II (Dinastía XIX) la integración de los nubios era prácticamente total, con incorporación en el terreno militar y en la burocracia, pero durante la Dinastía XX las cosas cambiaron...

Pirámides nubias del Reino de Kush.
Se produjeron conspiraciones continuadas y finalmente, alrededor del año 1050 a.C., ya en las postrimerías de la Dinastía XX, Nubia quedó a su suerte durante más de dos siglos. Finalmente el rey Alara unificó la Nubia Superior, desde Meroe hasta la Tercera catarata, estableciendo Napata como capital religiosa del Reino de Kush. Pero lo más curioso estaba por venir. El año 747 a.C. el hijo y sucesor de Alara, el rey Pianjy, consiguió dominar el Alto Egipto estableciendo la XXV Dinastía como la única reinante en Egipto y el año 715 a.C. su sucesor, el ya faraón Shabako, la consolidó dando paso al periodo de "Los Faraones Negros", también denominados Faraones Etíopes o Kushitas. No eran morenos como los egipcios o resto de países de la cornisa norteafricana, sino totalmente negros como el betún y de ahí su apelativo de 'Faraones Negros'. 

Cleopatra VII, último faraón de Egipto.
Curiosamente la dominación nubia de un Egipto al borde del colapso, fue positiva y sirvió para mantener la unidad y costumbres de sus gentes. 
Finalmente el año 656 a.C. Psamético I derrotó a los kushitas dando paso a la Dinastía XXVI o Dinastía Daíta (664-525 a.C.). Fue la última dinastía nativa que gobernó Egipto antes de la conquista persa. 
Con ella da comienzo el Periodo Tardío de Egipto que finaliza con la XXXI Dinastía y la llegada de Alejandro Magno que, simplemente por derecho de conquista, sería proclamado 'Hijo de Amón'.
Con la marcha de Alejandro, en busca de nuevas conquistas hacia el Lejano Oriente, le sucedería Ptolomeo I, su general de máxima confianza y el que crearía la Dinastía Ptolemaica, que finalizaría con la famosa Cleopatra y la llegada de los romanos a Egipto. Pero esas ya son otras historias que nada tienen que ver con 'los Faraones Negros'...

RAFAEL FABREGAT


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